El águila es su divisa
19 de septiembre de 2017
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Así conceptúan al presidente de Perú, Pedro Pablo Kuzcinsky, quien, a pesar del irrestricto apoyo del imperialismo norteamericano, se encuentra viviendo en una de las peores crisis de mandato, causad por sus errores de gobernabilidad que ha sumido a la rica naciónsuramericana en un valle donde pululanlapobreza de sus habitantes, la insalubridad, el abandono de la educación y sus educadores.
El mandatario, conocido por sus siglas de PPK, llego a la alta magistratura aprovechando la falta de ingenio de grupos progresistas que detestaban que Keiko, la hija del ex dictador Alberto Fujimori, hiciera valer su amplio poder, tanto en sectores de la población que apoyan al fujimorismo, como en el Parlamento, donde tiene mayoría.
La posibilidad de que su padre fuese indultado o liberado de sus 25 años de prisión por corrupción y asesinato hicieron que la hija pactara momentáneamente con PPK, a quien abandonó cuando no pudo lograr su cometido, y ahora se las ingenia en el Parlamento para hacer fracasar la poca iniciativa del gabinete, renovado una y otra vez.
En esta ocasión, el fujimorismo ha contado con la connivencia de sectores que apoyaban a PPK, conscientes de que no quieren hundirse con un mandatario que solo ha exhibido como triste resultado su alta dependencia de Estados Unidos y la política contra el Gobierno Bolivariano de Venezuela.
PPK ha sido, como se dice vulgarmente, “más papista que el Papa en lo que se refiera a seguir fielmente las directivas del mandatario norteamericano, Donald Trump, a quien visitó inmediatamente cuando llegó a la presidencia, y mostró su agradecimiento al Departamento de Estado y a la Agencia Antidrogas de la nación septentrional, según sus detractores, por haber restado electrónicamente votos a Keiko Fujimori, no muy grata a EE.UU.
Recordemos que fue PPK quien citó a países del continente para emprender una cruzada contra la intención venezolana de establecer la Asamblea Nacional Constituyente, convirtiéndose de paso en el estandarte a favor de hacer morir de hambre al pueblo venezolano, bajo el pretexto de deponer al presidente legal del país, Nicolás Maduro.
Ahora, cuando se enfrenta al rechazo parlamentario al gabinete que acaba de presentar, y conminado a crear uno nuevo, no puede esgrimir, como ha hecho hasta ahora, que el legislativo le ha impedido hacer su programa de gobierno.
Lo cierto es que Keiko Fujimori, tan proneoliberal como PPK, ha apretado las clavijas para hacer caer gabinete tras gabinete, con el fin de obligar a nuevas elecciones para el Congreso.
El momento político –al margen del desastre que esto representaría para el país– es el idóneo para Fuerza Popular, de Keiko, porque la izquierda está rota en grupúsculos (¿cuándo no?) y las elecciones al Congreso se celebrarían en plena campaña para los comicios regionales y municipales.
Esta es la única organización estructurada que podría abordar esta nueva situación política, según analistas, y no podría ser aprovechada por su hermano Kenji, quien se opone a Keiko, quien, afirman, quiere resarcir los errores de su padre.
Lo real es que este gobierno tiene el más bajo nivel de aceptación y continúa en caída libre. Además, es normal pensar que, dadas las circunstancias, PPK no podrá presentar un gabinete mejor que el rechazado. Así, Kenji se quedaría entonces sin tiempo político para aglutinar a su alrededor los recursos humanos y económicos necesarios para presentarse como alternativa a su hermana Keiko.
Como podemos apreciar, Perú ha tenido un pasado no muy brillante, tiene un presente lúgubre y un futuro en el que, salvo sorpresas, no hay nada bueno donde escoger.
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