El accidentado viaje del triple farsante
27 de enero de 2020
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Sin dudas, el ilegal periplo organizado por el régimen de Trump para que el fugado Juan Guaidó recupere un poco de aire internacional y de asicendencia sobre los que hasta hace poco eran sus colegas de la oposición golpista venezolana y ahora lo repudian, viene resultando accidentado y polémico, al extremo de que sus resultados pudieran resultar contraproducentes y lejos de los objetivos que les instruyó Mike Pompeo en Bogotá.
Por el momento, el servil Juanito carga sobre sí las acusaciones que un sector de la oposición venezolana le hace como corrupto ladronzuelo, quien se ha apoderado de la astronómica cifra superior a los 400 millones de dólares que el gobierno de Estados Unidos le ha suministrado con el propósito fallido de derrocar al gobierno bolivariano. Esta es una cantidad confirmada en los presupuestos de la USAID.
Guaidó jamás ha dado cuenta de la forma en que utiliza tan cuantiosos recursos y algunos de sus cómplices se han cansado del secretismo con el cual el cabecilla encubre sus manejos. Todo hace augurar, sin embargo, que cuando cesan sus peripecias golpistas se quedará con los bolsillos llenos.
Los yanquis presionan o chantajean –según sea el caso– a sus socios europeos para que reciban al enriquecido y le rindan honores, lo que ha provocado no pocas tensiones y disputas aún en el seno de esos propios gobiernos donde, al parecer, no todos coinciden en someterse a Washington.
En España, por ejemplo, el presidente del gobierno ya ha anunciado que no lo recibirá y el ex presidente Rodríguez Zapatero lo ha apoyado en esa decisión. Felipe González, siempre servil ante el Imperio, reclama que se le rinda pleitesía, mientras hay demostraciones populares rechazándolo en las calles.
Oportuno es señalar que el corrupto Juanito se pone actualmente en evidencia como un triple farsante, autoproclamado en tres posiciones para las cuales nunca nadie lo ha elegido: no es ni por asomo el presidente de Venezuela; no es ya el presidente de la Asamblea Nacional en desacato; no es ni nunca ha sido presidente de ninguno de los partidos que forman la oposición venezolana.
Es ciertamente un impostor en toda la línea, que el gobierno imperialista de Estados Unidos ha mandado a refrescar para alejarlo de sus sucesivos fracasos y ridículos.
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