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EE.UU.: tráfico, comercio y libre posesión de armamento

19 de julio de 2024

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El viejo y controvertido tema del tráfico, comercio y posesión libre de armamento en Estados Unidos ha regresado abruptamente a los primeros planos de la actualidad, tanto en ese país como en el resto del mundo donde repercute, a consecuencia del frustrado atentado contra el candidato presidencial Donald Trump.

Irónicamente, se trata del mismo candidato que ha defendido consistentemente ese tráfico, comercio y libre posesión de armamento por parte de los ciudadanos estadounidenses apoyándose en la segunda enmienda constitucional vigente, que reconoce ese “derecho a la defensa” y así lo otorga a cada uno de tales ciudadanos amparados de ese modo.

La Asociación Nacional del Rifle, como es obvio, lo apoya desde su anterior campaña electoral y durante su mandato presidencial, convirtiéndose en fuente de financiamiento de los candidatos que asumen tal posición en cargos legislativos o locales y siendo, por tanto, un activo factor dentro de las campañas políticas.

Dicha asociación, compuesta por los enriquecidos fabricantes de ese tipo de armamento supuestamente “defensivo” ya había hecho público su apoyo al candidato Trump hace varias semanas.

En sentido contrario, la situación del país se deteriora de manera alarmante en lo que respecta a la tranquilidad y seguridad ciudadana, de la cual Estados Unidos hacía ostentación en pasadas décadas y que ahora es un elemento constante de ingobernabilidad, tragedias y muertes violentas.

Esa evidencia incontenible, agravada y generada en buena medida por el libre comercio y tráfico de armamento que ha creado una sociedad armada hasta los dientes, amenaza trasladarse al ámbito de la política, en medio de una extraña y novedosa mezcla de intereses.

Se advierte claramente que la fabricación y tráfico de armamento de cualquier calibre o categoría pasa a ser decisiva para la economía del país y así se le hace saber a la población, de forma que haga suyo tal razonamiento y lo apoye, sin tener en cuenta su carácter suicida. Casi 300 tiroteos masivos, según datos oficiales, han ocurrido en los primeros seis meses de este año en los más diversos Estados abarcando a la nación en todo su vasto territorio.

Evidentemente, los sectores de la sociedad que están conscientes de estos peligros y demandan una regulación y control -aunque sean mínimos- de esta situación no han sido capaces de lograrlo y el país avanza así hacia un abismo armamentista e impredecible. Los últimos sucesos así lo demuestran.

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