EE.UU. neoliberalismo y aranceles
2 de diciembre de 2024
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Las amenazas de una subida generalizada de los aranceles de importación por parte de Estados Unidos que ha formulado reiteradamente desde su campaña electoral el recién electo mandatario yanqui Donald Trump, no solo llaman la atención sino que ponen en evidencia una clara contradicción entre esas decisiones anunciadas y la filosofía neoliberal que, de forma simultánea, predice la actuación del mismo gobierno en otros terrenos.
Si se tiene en cuenta que el libre comercio y la desaparición de cualquier tipo de regulación sobre esta actividad han formado parte hasta ahora del pensamiento económico neoliberal clásico, según lo definieron Milton Freedman y los ideólogos neoliberales de su tiempo y llevaron a la práctica regímenes como los encabezados por Margaret Thatcher y Ronald Reagan, se hace evidente esta contradicción y surgen las más diversas interpretaciones y conjeturas acerca de los motivos de la nueva política proclamada por Trump no solo como una medida de carácter económico y comercial sino también como abierta amenaza a los posibles desobedientes de los dictados imperiales de Estados Unidos, al menos durante el período de su administración.
Como era de esperarse, mucho revuelo y repercusión han tenido las amenazas trumpistas no solo entre los empresarios e inversionistas estadounidenses dentro del país y en todo el mundo, sino también dentro de la propia población y los trabajadores norteamericanos, aterrorizados por las consecuencias de tales medidas y por la reacción de respuesta que puedan tener sus anunciadas víctimas como México, Canadá -unidos desde hace más de 20 años por un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos- y la República Popular China, país donde abundan las inversiones de propiedad estadounidense y empresas mixtas con capital chino -estatal o privado- que también serían potenciales víctimas de los aumentos arancelarios y pudieran llegar hasta más allá del 20%, según ha trascendido.
Más grave y aterrorizante aún es que el mandatario recién electo ha adelantado de manera prepotente, que quién no acepte sus medidas arancelarias perderá toda oportunidad de comerciar con Estados Unidos. En tiempos políticamente tan convulsos, de confrontaciones y guerras, una coyuntura preocupante y peligrosa se añade con estas amenazas a la economía y al comercio mundiales, con medidas que envolverían también a Estados Unidos como posible víctima si antes no prevalecen el buen juicio y el razonamiento, incluso dentro de los marcos del neoliberalismo que el país imperial ha proclamado y defendido y hoy se ve auto amenazado por su propio gobierno de manera incomprensible.
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