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EE.UU.: augurios de elevada abstención

26 de agosto de 2016

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Encuestas recién divulgadas en Estados Unidos reflejaron que un 57 por ciento del electorado dice rechazar por igual a los dos candidatos presidenciales de los tradicionales partidos que dominan el escenario comicial de noviembre próximo -Republicano y Demócrata-, lo cual pudiera traer como lógica consecuencia una elevada abstención de sufragios, aún por e4ncima de las cifras habitualmente expresadas en este tipo de contienda.

Sabido es que la alta concurrencia a las urnas no ha sido en los últimos tiempos una característica de los procesos electorales estadounidenses, ni los parciales ni los generales, y que en el país se respira un ambiente de hastío, de cansancio y frustración respecto a la politiquería tradicional de ambos partidos dominantes y sus cabecillas y caudillos en estados o ciudades, que forman las cúpulas decisorias y traficantes de votos e influencias, servidoras de los corruptos “lobbies”, que son los representantes del verdadero poder económico local e imperial.

La campaña electoral a punto de concluir ha mostrado de manera clara y sin precedentes el proceso de descomposición, desconfianza e incredulidad generalizadas que de manera gradual pero creciente va apoderándose del electorado estadounidense por diversas razones y abarca sectores de diferente signo ideológico y nivel social, raza o posición económica: desde los millonarios hasta los indigentes.

Esta situación es resultado, entre otras cosas, del carácter profundament6e antidemocrático del sistema electoral vigente, viciado de origen por el mecanismo de los llamados •votos compromisarios” que en la elección presidencial se advierte en toda su desnudez y permite la elección de un candidato aunque reciba menos votos que su rival.

La fraudulenta elección presidencial donde George W. Bush hijo fue electo en lugar de Al Gore, quién había recibido una mayor votación directa de los electores, conmovió a la ciudadanía y fue un ejemplo vívido y actual, -más allá de cualquier teoría,- de que el proclamado “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” bajó a la tumba junto con Lincoln y que desde hace muchos años la democracia representativa “made in USA” no es más que una falacia bien vendida por los medios de comunicación beneficiarios de ese propio sistema, tanto a los estadounidenses como al resto del mundo.

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