EE.UU.: antisistema de salud
4 de mayo de 2021
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Un mal que dura mucho y atenta contra la vida, es el antisistema de salud vigente y aún incambiable en la rica y poderosa nación norteamericana, independientemente de los presuntos buenos propósitos de su actual presidente para por lo menos hacer la vida más viable a una sociedad enormemente desequilibrada en lo económico y social, condicionada en lo político a la acepción de la solo permitida democracia representativa, porque participativa no lo es.
Para que haya un intento de buena salud se tiene que pasar por la disminución del mayor presupuesto mundial en lo militar, superior al de los 20 siguientes países en ese renglón, incluidos Rusia y China; y el cese del saqueo constante de las empresas farmacéuticas, con amplio control legislativo, por sus numerosas y nutridas coimas.
Ni cuando era vicepresidente de Barack Obama, Joe Biden pudo hacer avanzar sus ideas al respecto e incluso sobre el control del armamento dentro de Estados Unidos, independientemente de que la pareja tenía numéricamente el control legislativo en su primera atapa.
Ahora tendrá que luchar mucho para hacer un sistema de salud menos indecente, que incluye la extensión del Medicare, siempre inalcanzable para las capas bajas de la población.
No asombra cuando The New York Times alarmó e hizo llorar, al explicar en un video el sistema de salud norteamericano a grupos de personas residentes en el exterior.
“¿Por qué es tan caro?”, preguntó una mujer de Taiwán. “¡Me hace enojar mucho!”, exclamó un hombre de Finlandia. “¡Estoy perdida! ¡Estoy tan perdida!”, confiesa una mujer británica.
Estados Unidos es el único país industrializado moderno sin atención médica universal, lo cual ha dejado a los estadounidenses con las expectativas de vida más bajas, pero con los costos médicos más altos.
El video explica cómo elegir entre cuatro planes, cada uno con una prima, copago, deducible y desembolso máximo diferente, y muestra una factura de un hospital estadounidense, por más de 600 000 dólares; el recibo está detallado y los participantes se quedan boquiabiertos ante los costos individuales.
“¡428 000 dólares por habitaciones y demás!”, explica el finlandés. “¡Es mucho más barato ir al Hotel Hilton que esto!”, agrega su esposa, riendo.
En otra historia, un hombre con diabetes perdió su cobertura médica bajo el plan de su madre al cumplir 26 años. Cuando trató de comprar insulina para un mes sin seguro, el costo fue de 1 300 dólares. Incapaz de pagarlo, pronto murió.
Al enterarse de esto, los participantes se quedaron sin palabras. Una mujer de Alemania empezó a llorar.
Algunos políticos demócratas ya han compartido el video como evidencia de que Estados Unidos necesita un sistema nacional de salud. “Necesitamos Medicare para todos”, tuiteó la representante Ayanna Pressley, de Massachusetts.
No debe costar nada, indicó acertadamente el ex candidato presidencial Bernia Sanders.
Y todo esto sin analizar la actual epidemia del nuevo coronavirus, que ha provocado que 181 responsables de salud pública en 38 estados hayan renunciado, o jubilado o sido despedidos desde el comienzo de la pandemia. Pero éste es otro capítulo del voluminoso libro sobre el mal de fondo sanitario y muy corrupto de Estados Unidos.
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