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Ecuador: el peligro acecha…

19 de febrero de 2021

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Que conste que este comentario está relacionado con las elecciones en Ecuador, no se trata de los últimos comicios en Estados Unidos, aunque aparezcan epítetos relacionados con un fraude —no comprobado y sin una tesis sustentada en hechos—.

Y comienzo con esta aclaración porque todavía la pesadilla creada por Trump con su llamado «fraude» para no reconocer la victoria de Biden, tiene en entredicho y estremecidos los mismos cimientos de una democracia «frágil» como la calificó la víspera el nuevo presidente estadounidense, luego de conocerse que el Senado absolvió a Trump en el juicio político que se realizaba por haber dirigido e instigado el asalto al Capitolio por una banda de sus seguidores, entre ellos fascistas y fundamentalistas.

Pero permítanme regresar al tema de Ecuador, donde el pasado 7 de febrero hubo elecciones generales a las que se presentaron 16 candidatos a la presidencia y la vicepresidencia, y un claro ganador, Andrés Arauz, marchó a la vanguardia, pero no con los votos suficientes para proclamarse presidente en la primera vuelta.

A tales efectos, como establece la ley electoral, Arauz y un segundo candidato, a decidir entre el banquero Guillermo Lasso y Yaku Pérez, que, hasta la fecha del conteo tenían similar cantidad de boletas a su favor, se disputarán la segunda vuelta el 11 de abril.

Pero, Yaku Pérez, no sé si por iniciativa propia o por sugerencia de alguien, cuestionó el conteo de votos y aseguró que había fraude en su contra. Es ahí donde aparece la similitud con lo ocurrido en Estados Unidos.

En su reclamo, unió fuerzas con Lasso, a quien hasta ese momento había cuestionado, pero necesitaba un sostén en su declarado discurso contra Arauz y todo lo que tuviese que ver con el Movimiento Alianza País, que dirigió el ex presidente Rafael Correa.

Sin dudas, se ponía en práctica, con la figura de Pérez al centro, un verdadero plan para deslegitimar a Arauz y su agrupación progresista Unión por la Esperanza.

En tal escenario y con una fuerte presencia de los grandes medios de comunicación contrarios a la vuelta del «correismo» en Ecuador, el Consejo Nacional Electoral, parte del mecanismo creado por Lenin Moreno y su administración, determinó un reconteo de votos que pudiera iniciarse este martes y durante 15 días, en el que serán recontados unos seis millones de papeletas en la mayoría de las provincias ecuatorianas.

Pero, vean otra similitud, esta con lo sucedido en Bolivia cuando la OEA propició el golpe de estado para sacar a Evo Morales del poder.

Como salido de un sombrero en un espectáculo de circo, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, felicitó a los dos candidatos en disputa para enfrentar a Arauz, y también congratuló al poder electoral, por garantizar con ese paso la «apertura y transparencia».

Coincidencias aparte, lo real es que junto a Almagro —horas más u horas menos—se pronunció el gobierno de Estados Unidos, en la persona de Julie Chung, subsecretaria interina de la oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, quien afirmó que la decisión del CNE de Ecuador, permitiría una «mejora de las garantías para los candidatos y la ciudadanía».

A esto se sumó —un hecho que parece parte de un guión ya establecido— para crear más incertidumbre y demorar aún más la programada segunda vuelta electoral. En estas circunstancias hasta se empieza a hablar de una posible postergación de la misma.

Además, de pronto se apareció en suelo ecuatoriano el fiscal general de Colombia, Francisco Barbosa, coincidiendo —mucho ojo con esta casualidad— con una nota publicada por la revista colombiana «Semana», que afirmó, sin prueba alguna, que Arauz había recibido financiamiento para su campaña electoral por parte de la guerrilla colombiana,  Ejército de Liberación Nacional (ELN).

El ex presidente colombiano, Ernesto Samper, calificó la visita del fiscal de su país a Ecuador como una «interferencia del actual gobierno colombiano en las elecciones ecuatorianas, con el objetivo de perjudicar la candidatura de Arauz».

Para nada, tantas cosas «raras» pueden ser simples coincidencias. Más bien yo diría que todo lo que ocurre hoy en Ecuador tiene «olor» a maniobra, concebida en un mismo plan, que bien pudo estar elaborado por la defenestrada administración Trump, con Mike Pompeo como principal actor.

Mientras, el peligro acecha.

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