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Difícil dilema libanés

12 de agosto de 2020

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Al destrozo negligente o premeditado –o ambos, aún no se sabe– del puerto de Beirut, ha aumentado el caos que ya se producía en toda la pequeña nación libanesa, considerada la Llave del Mediterráneo y la “tacita de oro” de los grandes negocios que tenían lugar en la región medioriental.
Las manifestaciones de protesta contra la corrupción gubernamental, toma de ministerios por grupos de extrema derecha abundantes en el país y la consiguiente represión policial provocaron a la postre la renuncia primero de tres ministros y luego del gabinete entero, incluido su premier, en tanto se hablaba de comicios adelantados en un momento difícil de organizarlos y agravado por la pandemia de la COVID-19.
La explosión de 2 700 toneladas de nitrato de amonio almacenadas en un bloque portuario, con su secuela de incendios y desprendimientos tóxicos, causó centenares de muertos, igual estimado de desaparecidos, más de 6 000 heridos y 300 000 personas sin hogar.
La grave crisis económica tiene como bandera la mala gestión bancaria, la devaluación de la moneda, la nula importación dealimentos y una pobreza nunca vista en la otrora floreciente economía, pese a haber sufrido enfrentamientos entre facciones e invasiones y bombardeos de Israel.
La ayuda más importante hasta ahora proviene de naciones del este y de Siria e Irán, mientras que el presidente francés, Emmanuel Macron, ha tratado de capitalizar la situación, viajando al Líbano, “regañando” a su colega Michel Aioún y reuniendo en Paría a representantes de Estados Unidos y Gran Bretaña, con el fin de mantener al Líbano en la esfera controlada por las potencias imperialistas,
Como circunstancias tan adversas pudieran hacer caer a la pequeña nación en los brazos del Fondo Monetario Internacional y otros entes al servicio de Occidente, principalmente Estados Unidos, algunos expertos aconsejaron a quienes se mueven en el poder o puedan llegar a él a que busquen la ayuda del este, principalmente de Rusia y China, que la ofrecen generalmente en condiciones ventajosas y sin ribetes de explotación.
Esto no será fácil, porque Occidente conoce que el territorio libanés, a pesar de su pequeñez, juega un factor estratégico muy importante y que, incluso, el ahora destruido puerto de Beirut jugará en el futuro un importantepapel en la económica Ruta de la Seda auspiciada por China.
Recordamos que aún está presente la confabulación de agentes de inteligencia occidentales y la omnipresente Moscad israelí con lo más ultrarreaccionario del arcoíris libanés para asesinar a Rafia Hariri, un presidente cristiano, crimen del que acusaron injustificadamente al gobierno sirio, al tiempo que crearon las condiciones para comenzar el aniquilamiento del espectro progresista, conformado por partidos chiitas, sunnitas, comunistas, drusos, nasserístas y cristianos, con Hizbullah como líder, con el respaldo de Irán y Siria.
La derecha libanesa es heterogénea, pero reaccionaria de principio a fin; es comandada por el bloque 14 de Marzo, y en ella también se agrupan un sector de los musulmanes sunnitas y lo peor de las entidades denominadas cristianas, como las Fuerzas Libanesas de Samir Gagea, y el Partido Kataeb, de la familia Gemayel, cuyos mercenarios, protegidos por tropas sionistas, cometieron asesinaron a más de 5 000 niños, mujeres y ancianos enlos campamentos de refugiados palestinos de Sabrá y Chatila, todo con el apoyo de Estados Unidos, la Unión Europea e Israel, que usan cualquier tipo de los mecanismos de las Naciones Unidas contra la resistencia.

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