Derrota pinochetista en presidenciales
20 de diciembre de 2021
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Más que la victoria de un candidato de la izquierda en las presidenciales chilenas, se puede considerar que es la derrota del pinochetismo, un sistema comenzado y luego instituido en la nación suramericana desde el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.
Pero había que comenzar por algo y la victoria de Gabriel Boric representa el deseo de la mayoría del pueblo de hacer desaparecer el sufrimiento en el país más desigual de América Latina.
La coalición que representa Boric, Apruebo Dignidad, colaboró estrechamente en su programa electoral, sabe que tiene que hacerse lentamente, creando todas las condiciones y eludiendo los obstáculos que representa una derecha que controla la inmensa mayoría d los recursos, acostumbrada a manejar a los entes gobernantes a su antojo, que le importa un bledo la miseria de la mayoría de los chilenos.
Boric, aún con lagunas ideológicas y a veces víctima de informaciones falsas, tendrá que ser bien asesorado y respaldado por sus compañeros de la coalición y de los otros partidos que rechazan el pinochetismo.
De 35 años, la edad mínima para ser candidato presidencial, venció en segunda vuelta al ultraderechista José Antonio Kast, aventajándolo en más de 11 puntos conceptuales -55,87 por 44,13-, con el apoyo de muchos chilenos, principalmente jóvenes, quienes, generalmente, se abstienen y no confían en el sistema electoral chileno.
Pero esta vez fue diferente y la reacción no pudo aprovecharse de esta falta de vocación para ejercer el voto.
En su mensaje a la nación, Boric adelantó que su gobierno siempre “tendrá los pies en la calle” y se comprometió a estar a la altura de la confianza que le depositaron sus paisanos.
“En conjunto, vamos a hacer de nuestro país, un país más justo y digno para todas y todos, que nuestro gobierno va a ser un gobierno con los pies en la calle, que las decisiones no se van a tomar entre cuatro paredes en la Casa de la Moneda, sino en conjunto con la gente. Hoy día, con este compromiso me despido de ustedes con un abrazo gigante, con el sentido de responsabilidad de lo que hoy día tenemos y diciéndoles que dejaré lo mejor de mí, para poder estar a la altura de la confianza que ustedes me han entregado”, señaló.
ANTECEDENTES
Chile ha vivido, desde 2019, el proceso más extenso de movilizaciones populares, que desembocó en la conquista de una modalidad de Asamblea Constituyente, para lo cual eligió a una mayoría de parlamentarios independientes, seguida de votantes por el Frente Amplio, que representa a la nueva izquierda del país. Comenzó a funcionar la Asamblea Constituyente, con decisiones progresistas que deberán enterrar permanentemente los legados del pinochetismo.
Subrayemos que la victoria izquierdista fue posible gracias a que, en el 2019, tsunamis de chilenos llenaron las calles reclamando una nueva constitución que reemplazara la neoliberal aprobada por Pinochet en 1980.
Por meses, los chilenos fueron reprimidos con impune brutalidad por las mismas fuerzas represoras creadas por Pinochet, una especie de paramilitarismo legalizado llamado Carabineros. Antes del dictador, el ejército chileno era constitucionalista. Después de años de limpieza ideológica, de persecución y asesinato de oficiales disidentes, fue otra cosa.
En el 2020, comandos pinochetistas como Capitalismo Revolucionario o La Vanguardia organizaron acciones violentas contra la marea de manifestantes reformistas. Uno de los líderes de estos grupos de extrema derecha fue identificado como Sebastián Izquierdo. Su socio Roberto Belmar Vergara, confirmó: “Si gana el apruebo, créeme que cambiaremos los bastones por fusiles”.
Pese a todo, luego de un año de violentas represiones, el pueblo chileno forzó el primer plebiscito desde la dictadura. El 25 de octubre del 2020, el 80% de los votos en todo el país demandó una nueva constitución y casi el mismo porcentaje confirmó la necesidad de una Convención constitucional para redactarla.
De todo el país, sólo la mayoría de Colchane (poblado de 1 700 habitantes, de los barrios Lo Barnechea y Las Condes de Santiago, donde reside la clase-alta-patriota, votantes del Sí en el anterior plebiscito de 1989 a favor de mantener la dictadura de Pinochet, votaron a favor de mantener la constitución de su héroe y benefactor.
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