ribbon

Depredadora e incontenible

6 de abril de 2021

|

 

Hace unos años el presidente de Rusia, Vladimir Putin, dio al traste con las intenciones de oligarcas rusos de dejar entrar al país a la transnacional de la biotecnología Monsanto, cuyos magnates habían aprovechado la influencia sobre el anterior y fallecido mandatario, Boris Eltsin, quien había desgobernado a la nación euroasiática con la “asesoría” de 2 000 norteamericanos, tras la desaparición del campo socialista.

La tenebrosa institución fue el centro de las protestas cuando se recordó el Día Mundial de la Alimentación, porque ha sido introductora de alimentos transgénicos en el mercado globalizado que, según afirman expertos, son dañinos para la salud humana, pero, hay que reconocer, no hay pruebas efectivas de ello.

Monsanto ha ido logrando el control del rubro en el mundo, pero no es la única en nuestro planeta, sino también hay otras corporaciones como Dupont, Dow AgroSciences LLC, Syngenta, Bayer, Bast, Río Tinto, BeMendel, Ceres y Evogene.

En este conjunto, Monsanto, con sede en Missouri, es la más poderosa de todas en términos políticos, económicos y financieros. Es la más famosa por sus semillas transgénicas y herbicidas, como Roundop, a base de glisofato para la eliminación de hierbas y arbustos.

Esta corporación, que comenzó como una pequeña planta química en 1901, se transformó en un gigante biotecnológico, y es hoy aún mayor gracias a la millonaria compra de acciones por Bill Gates, fundador de la compañía Microsoft.

Fue precisamente Monsanto uno de los productores del Agente Naranja, que fue masivamente rociado durante diez años en la agresión a Vietnam. Allí, más de un millón 500 000 niños nacieron con defectos por el uso de este defoliante; se calcula que más de 600 000 veteranos norteamericanos fueron afectados y miles de sus hijos nacieron con leucemia.

Pero ya el manejo histórico que realiza el imperialismo quiere hacer olvidar este episodio, y tal es así que el Tribunal Supremo de EE.UU. declaró que las compañías productoras no eran responsables del uso del Agente Naranja.

Sin embargo, la realidad que vive el mundo actualmente es mucho más siniestra, no sólo por el peligro de una hecatombe nuclear o porque se extiende cada vez más la epidemia del nuevo coronavirus, sino porque Monsanto sigue aspirando y da pasos firmes para apoderarse de la producción y distribución de alimentos.

Actualmente, controla más del 90% del mercado mundial de semillas transgénicas, lo que constituye un monopolio industrial sin precedentes, y un 60% del mercado global de las comerciales.

Este éxito de Monsanto no se debe solamente a su habilidad de crear productos rentables, sino, subrayo, a sus conexiones políticas, mediáticas y a su persistente trabajo de cabildeo.

Comentarios