De un pájaro las dos alas
24 de enero de 2017
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Los distintos gobiernos imperialistas de Estados Unidos cuyos mandatarios se han asentado en la Casa Blanca de Washington desde finales del siglo XIX han hecho todo lo posible por ocultar y porque el resto del mundo ignore la causa de la independencia de Puerto Rico, la lucha de su pueblo por el logro de ese objetivo, el papel de sus próceres y pensadores y la solidaridad que ha recibido por parte de sus hermanos latinoamericanos y caribeños.
A pesar de ello, y del control imperialista sobre los medios de comunicación del país del Norte y de muchos países de nuestra región, la independencia de Puerto Rico ha ido transformándose poco a poco en una demanda cada vez más generalizada a nivel internacional, constituyendo un estigma colonial para los regímenes estadounidenses que se precian de defensores de la libertad y la democracia.
Las sucesivas resoluciones del Comité de Descolonización de Naciones Unidas, ignoradas por la Casa Blanca, no han podido ser totalmente desconocidas y cada año hacen acto de presencia y gravitan en el escenario mundial de algún modo.
La condición colonial de Puerto Rico, el sojuzgamiento de su pueblo desde hace más de cien años, el auge del sentimiento independentista y la tarea que realizan sus líderes y movimientos sociales –incluidos los legisladores puertorriqueños que han podido acceder desde sus distritos en Nueva York y Chicago a la Cámara de Representantes– no pueden ya pasarse por alto y emergen de las más diversas formas.
Esta vez se manifestó mediante el indulto concedido al patriota puertorriqueño Oscar López Rivera, tras 35 años de injusta prisión, convertido en el preso político de más larga sentencia cumplida en las cárceles estadounidenses, quien fue eje de la gran campaña de solidaridad mundial por su liberación, abarcadora de todos los sectores de la sociedad en Estados Unidos, en Puerto Rico y en numerosos países.
No es posible, por tanto, separar la gigantesca campaña por la libertad de Oscar López Rivera de la lucha sostenida y creciente por la independencia de Puerto Rico, que ha sido la cauda sagrada para este héroe, que, según se espera –deberá dejar de vivir tras las rejas a partir del 17 de mayo.
Una y otra son la misma cosa. Este indulto deberá convertirse seguramente en aliento, en acicate que incremente y fortalezca todas las acciones solidarias de apoyo a la independencia y la descolonización del pueblo boricua, que desde hace más de un siglo viene escribiendo páginas heroicas y hoy ha roto definitivamente el silenciamiento y el olvido.
Como es sabido, la llamada “isla del ensueño” dejó de ser ya la vitrina de supuesta prosperidad y bonanza con que los gobiernos imperialistas de Estados Unidos trataron de exhibirla ante los pueblos de América Latina y el Caribe. Puerto Rico enfrenta en las condiciones más desventajosas una asfixiante crisis económica y social, reconocida incluso por el gobierno colonial.
La popular poetisa boricua Lola Rodríguez de Tió fue la autora del inmortal poema: “Cuba y Puerto Rico son/ de un pájaro las dos alas/reciben flores y balas/ en un mismo corazón”. Digamos hoy que nuestro continente todo está conformando la otra ala del pájaro puertorriqueño de la libertad, que tarde o temprano harán volar libremente sobre las aguas del Caribe hombres como Oscar López Rivera.
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