ribbon

¿Cuál seré el rumbo en Egipto?

12 de julio de 2013

|

Naciones Unidas, Estados Unidos y otras potencias mundiales no condenaron la destitución del presidente egipcio Mohamed Mursi  por un golpe de Estado militar, ya que hacerlo podría desencadenar sanciones, señala un despacho noticioso de BBC Mundo.
Seleccioné este elemento para comenzar el comentario, por cuanto el papel de Washington en el panorama egipcio siempre ha estado presente bajo una telaraña nebulosa, pero sin ceder, por conocer que ese país es su fundamental aliado en la región árabe.
Tampoco sería extraño que en las actuales circunstancias de inestabilidad todavía se oculten viejos seguidores del presidente   Hosni Mubarak, derrocado en el 2011, pero aun con influencia en algunos sectores económicos y de la alta jerarquía militar.
Lo real, no obstante, es que volvió a correr la sangre por la emblemática plaza de Tahrir y otros puntos de concentración donde se reportaban 14 muertos en la primera jornada de enfrentamientos entre partidarios y críticos del derrotado presidente Mursi.
El representante de los Hermanos Musulmanes, agrupación que ganó las elecciones hace apenas un año, ha sido conducido por el ejército hacia una instalación castrense en El Cairo.
A su vez, los islamistas ahora fuera del poder, temen que una represión militar similar a la vivida durante el gobierno de Mubarak, sea la medida de castigo que pudiera conducir a una guerra civil de impredecibles consecuencias.
Todavía es temprano para augurar un rumbo en la actualidad política de Egipto, más aun cuando ese país de 84 millones de habitantes, está profundamente dividido entre musulmanes y liberales de otras tendencias.
Desde Estados Unidos, mientras tanto, las miradas hegemónicas están puestas, más que en las diferencias internas, en el papel clave de Egipto en cuanto a Israel y a la existencia del Canal de Suez, vía de importancia estratégica, comercial y económica que trasciende la región.
En lo interno, el depuesto mandatario no satisfizo las esperanzas de una población que ha visto por décadas desaparecer las posibilidades de que sus reclamos fueran escuchados y tenidos en cuenta.
No fue suficiente ser elegido por mayoría en comicios democráticos, si una vez en el poder la situación no cambió para bien de un pueblo que reclama y espera mejorar su vida.

Tal circunstancia llevó a la jerarquía militar a sustituir a Mursi y en su lugar poner al hasta ahora presidente de la Corte Constitucional, Adli Mansur, quien se desempeña ya como jefe de Estado.
Este, a su vez, formará un gobierno interino tecnócrata, junto con un comité para la reconciliación nacional. Se revisará la Constitución y se organizarán elecciones presidenciales y parlamentarias, sin establecerse un calendario fijo.
Masur ha dicho que convocará pronto elecciones legislativas y presidenciales, “porque es el único camino de la justicia”, y ha dado las gracias a los movimientos juveniles populares y al Ejército por las demostraciones de apoyo.
Tras tomar posesión de su cargo, el Presidente interino Mansur dijo: “El grupo de los Hermanos Musulmanes es parte de este pueblo y está invitado a participar en el proceso de construcción de la nación ya que nadie va a ser excluido, y si responde a esta invitación, será bienvenido”.
A su vez, la Constitución de corte islámico que, con el respaldo de Morsi, se aprobó en las urnas con un 64% de votos a favor y un 35% de participación ha quedado suspendida.
Serán jornadas tensas y difíciles para el pueblo egipcio, acostumbrado ya a manifestarse en plazas y calles, pero sin que se vislumbre una salida donde predomine el entendimiento y cesen los enfrentamientos que tanta sangre ha costado.
Cuál será el rumbo, está todavía por ver.

Comentarios