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Crece y crece

26 de octubre de 2016

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Mientras guerras mediáticas incoadas por el imperialismo siguen haciendo daño a los pueblos con gobiernos progresistas, hace unas horas en Bolivia fueron entregados bonos de alimentación, como desde hace varios años, a alumnos de las escuelas de educación primaria y secundaria, donde la deserción ha sido muy reducida.
Y es que no importa el constante boicot imperial, porque el trabajo realizado por Evo Morales, con el apoyo de una inmensa masa aborigen ya alfabetizada, y obreros y campesinos en general, ha conducido a la otrora empobrecida nación sudamericana a ser una que crece económicamente a pasos firmes y seguros.
Cierto, existen líderes de los sectores humildes que le hacen el juego al imperialismo –del que haremos un próximo y necesario análisis–, pero no obstante las campañas para desacreditar personalmente a Evo y pronósticos de decrecimiento del Producto Interno Bruto este año, el mandatario ha sabido derrotar todo tipo de calumnias fabricadas por una prensa al servicio de los monopolios extranjeros y la oligarquía local. Además, se augura un desarrollo del 5% para este 2016, el mayor en América Latina, dato confirmado por el nada amigo Banco Mundial.
Se sabe que no todo sale bien cuando se crece en la economía, porque si hay mala distribución de las riquezas, quienes menos tienen apenas se benefician con migajas. Pero en el caso boliviano, año tras año se inauguran obras de beneficio social y el propio Presidente cuida detalladamente que nada salga en detrimento de la calidad de vida de la población.
Aunque no pudo tener el apoyo para una nueva postulación dentro de cuatro años, debido a una confusa pero exitosa campaña imperial en contra (¡Ah!, ese problema de la formación ideológica),hay que recordar queEvo ganó la elección para su primera gestión de 2006 a 2010 con 54% de los votos, fue reelegido con 64% para el período 2010-2015 y obtuvo 61% para la gestión 2015-2020.
Recordemos que una de las primeras medidas adoptadas por su gobierno fue la nacionalización de los hidrocarburos, que fue bien recibida por la población boliviana. El hecho representó, entre otros, la renegociación de los contratos que tenían las empresas petroleras transnacionales con el Estado.
Por otra parte, logró aumentar los precios de venta de gas a Brasil y Argentina. Dicha renegociación, a pesar de la caída de los precios de las materias primas, permitió al gobierno contar con mayores ingresos.
El gobierno ha utilizado esta renta para implementar el bono “Juancito Pinto” y el bono “Dignidad”: el primero, como señalamos antes, destinado a los niños para que sigan estudiando, y el segundo para las personas de la tercera edad. Asimismo en el campo de la salud, contando con ayuda de Cuba y Venezuela, fueron construidos centros hospitalarios y se atendió a personas de escasos recursos. Estas medidas y otras están contribuyendo a incrementar la estima de la población.
Volviendo a la nacionalización de los hidrocarburos, cabe notar que esta medida fue acompañada por todo un discurso nacionalista que no solamente reivindicaba la recuperación principalmente del gas, sino de todos los otros recursos naturales y los servicios básicos. Materializando este discurso, se procedió a nacionalizar principalmente el Complejo Metalúrgico Vinto y la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL), la más importante del país en dicho rubro. En el primer caso el gobierno indicó que se “ratifica el derecho soberano del Estado boliviano a disponer de sus recursos naturales y de sus empresas” y que, además, se trata “de una medida soberana que recupera la lucha histórica de los bolivianos por su independencia económica”.
En el caso de ENTEL, el presidente Morales indicó que “con esta nacionalización se está avanzando en lograr que los servicios básicos, sea teléfono, agua o electricidad, no pueden ser un negocio privado”, y llamó a los mandatarios del mundo a que estos sean considerados “parte de los derechos humanos”.
Por otra parte, se crearon varias empresas, como la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (EMAPA), que, como su nombre lo indica, brinda apoyo a los pequeños productores agrícolas. Pero, sobretodo, EMAPA permitió al gobierno controlar la inflación, vendiendo una serie de alimentos a precios menores a los que regían en el mercado.
Otra empresa que está ofreciendo un servicio más económico que el sector privado es Boliviana de Aviación (BOA). Además, se obligo a las telefónicas y a las empresas de electricidad rebajar sus tarifas, medidas que fueron bien acogidas por la población.
El nacionalismo además se expresa en la denuncia constante de la real intervención estadounidense. Desde el inicio de su mandato Evo Morales acusó a Estados Unidos de inmiscuirse en los asuntos del país. Limitó el accionar de USAID y procedió a la expulsión de la DEA y del embajador estadounidense Philip Goldberg. El enfrentarse a Estados Unidos, reivindicar la soberanía nacional y la dignidad de los bolivianos y de la patria son temas comunes de su gestión.
Pero el nacionalismo no es el único tema en el que Evo Morales asienta su legitimidad. Otra temática es la cuestión indígena. Un día antes de su posesión oficial como presidente de Bolivia, Evo Morales asumió el mando de la República en un acto inédito por su simbolismo y una masiva asistencia de público.
En ese momento, dice el portal Azogue en ese 2006, “recibió la energía de la renacida civilización Tiahuanaco… Como en un viaje atrás en el tiempo, Morales fue bendecido en un llamativo ritual en el que un ‘amauta’ o sacerdote andino lo invistió como máxima autoridad india al entregarle una réplica del bastón de mando Tahuanacota”.

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