Conflicto en el Cáucaso
8 de octubre de 2020
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El conflicto bélico entre Azerbaiján y Armenia por la región de Nagorno-Karabaj tiende a agravarse, por la utilización de armamento pesado que acaban con vidas –principalmente de civiles– e inmuebles en la zona en disputa, hoy en poder de los armenios.
Armenia tiene poco más de 25 000 kilómetros cuadrados y tiene frontera con Irán, mientras Azerbaiján es tres veces y media mayor, limita con Rusia y también con territorio iraní.
Ambas eran ex repúblicas soviéticas y Nagorno-Karabaj pertenecía a Azarbaiján, por lo que la propaganda occidental trata de llevar la responsabilidad a Moscú por una disputa acrecentada en la décadade los ’60.
Precisamente, la mediación rusa logró llevar la calma a la zona en el conflicto del 2016 y ahora Armenia pretende utilizar a Moscú como garantía para que detenga el ataque iniciado por los azeríes.
Curiosamente, Estados Unidos y Francia, junto con Rusia, son garantes de la paz en esazona del Cáucaso, pero ni a Trump ni a Macron les interesael fin del derramamiento de sangre de hijos de esas naciones, en un evento en que está involucrada Turquía, que con 250 oficiales asesora a las tropas de Azerbaiján, cuyo gobierno se niega a dialogar y asegura que sólo se detendrá cuando conquiste el territorio en disputa.
Algo que llama la atención es que se afirma que mercenarios y miembros de la organización de Al Qaeda participan en las acciones a favor de los azeríes, pero se hace difícil que esta entidad, con musulmanes de la etnia sunnita, comulgue con un pueblo mayoritariamente shiíta.
Armenia, con una cultura ancestralmente católica, recibe el apoyo de sus ricos connacionales en Estados Unidos y Francia, que siempre han ayudado a explotar un lugar rico en piedras preciosas y de muy buena calidad de tierras agrícolas.
Por Azerbaiján, rico en petróleo y gas, pasa un gasoducto de la British Petroleum, que siempre ha tratado de perjudicar los intereses iraníes al respecto.
No es ocioso pensar que, tanto para Irán como para Rusia, el conflicto azerí-armenio es un elemento más de la conspiración imperialista encabezada por Estados Unidos.
Y que, además de la poco confiable Turquía, que apoya a Azerbaiján, y un presidente armenio que siempre ha sido un hombre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no se puede esperar más que nuevos obstáculos a la paz en la región del Cáucaso y complicidad en el plan imperialista contra Irán y Rusia, que han llamado sucesivamente al diálogo para zanjar la peligrosa querella.
Azerbaiján está integrada por etnias en la que domina la turcomana, de religión musulmana, mientras la población armenia proviene de la posiblemente más antigua cristiana.
Históricamente, el pueblo armenio ha tendió muchas veces que huir de su territorio, víctima del extermino de todo tipo, achacado generalmente a Turquía.
Personalmente, mi abuela por parte madre, nacida en la antigua provincia siria de El Líbano, descendiente de turcos, hablaba encomiásticamente de El Ataturk, el primer presidente republicano que tuvo Turquía y que gozó de gran popularidad.
El Ataturk, sin embargo, es señalado como responsable de uno de los genocidios más grande cometido contra el pueblo armenio, que estuvo al borde de la extinción.
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