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Conceptos…

14 de abril de 2014

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Desde varios países llegan noticias sobre la venidera jornada en la que se dice conmemorar el Día de la Libertad de Prensa. Palabras huecas y faltas de realismo cuando se sabe del uso que dan a ellas los dueños de los medios que, en definitiva, lo único que miden es su libertad, la de enriquecerse con la mercancía “noticia”.
Junto a conceptos como “derechos humanos” y “democracia” forman parte de una especie de conducta regida por patrones occidentales, que ponen vendas en los ojos de las personas para que no puedan ser de otra forma.
Es un cuño que se impone cuando se quiere criticar y hasta sancionar a gobiernos y países que no se rijan por el molde salido de la fábrica de mediatizar que integran los aparatos de inteligencia, el Departamento de Estado y el propio gobierno norteamericano.
En este orden aparecen dos palabras: derechos humanos; donde siempre los violadores son los países del Tercer Mundo y los gobiernos que no aceptan la dominación yanqui.
Y hay que carecer de vergüenza para autoproclamarse como ejemplo del respeto a estos derechos cuando el mundo conoce de las barbaridades de sus soldados en Abu Ghraib o en la cárcel de la ilegal base de Guantánamo.
Para el patrón de Estados Unidos no es violatorio de los cacareados derechos humanos que las administraciones de Bush, primero y Obama después, hayan masacrado en sus guerras de miles o cientos de miles o quizás millones de ciudadanos, incluyendo niños mujeres y ancianos en Iraq, Afganistán y Libia, y que, incluso, haya testimonios con fotos y videos de sus soldados quemando a prisioneros afganos o aplicando torturas hasta la muerte a reos que nunca tuvieron ni derecho a la defensa ni acusación alguna que justificara su larga estancia tras los barrotes y las alambradas de la cárcel en la ilegal base de Guantánamo.
El concepto de “democracia” es otra gran hipocresía a la usanza occidental, cuando solo se acepta el patrón desgastado e inconsistente del modo de gobierno de Washington, por supuesto, donde el dinero es quien decide en todas las instancias de la vida.
Democracia donde dos partidos —cada vez más similares— se alternan en la Casa Blanca y ninguno de los dos puede llevar adelante ley alguna que beneficie a los seres humanos, porque, generalmente, el Congreso dominado por el partido supuestamente contrario, la veta.
¿Cómo llamar democrático al gobierno norteamericano que se ha dedicado a espiar a todo el mundo, incluyendo jefes de Estado y Gobierno de países aliados, y que descaradamente usa la mentira como arma para entretener a su ciudadanía?
Democracia o dictadura del capital, donde cada vez los ricos son más ricos y los pobres más pobres.
Del concepto de “libertad de prensa” resulta repugnante hablar o escribir cuando se sabe que el patrón impuesto es el de la libertad de empresa, donde son los dueños de los medios quienes deciden qué publicar y qué no publicar.
Un ejemplo reciente y elocuente es el de Venezuela, donde la administración norteamericana valiéndose del poder mediático estimula a los magnates de una prensa en que casi el 85% está en manos privadas.
Satanizan a países, a gobiernos y a líderes políticos que no se avienen al dictamen de Washington. Para lograr sus objetivos son capaces hasta de publicar fotos y noticias —como se ha hecho con Venezuela— que pertenecen a conflictos en tierras tan distantes como Egipto o Iraq.
¿De qué libertad estamos hablando? ¿A qué prensa nos referimos?
Se trata, a fin de cuentas, de conceptos impuestos como patrones o estereotipos para estigmatizar a quienes no siguen el “buen ejemplo” de la libertad de prensa norteamericana.
En esa especie de infierno mediático, debemos desenmascarar esas falacias e imponer con la verdad lo que constituyen libertad de prensa, derechos humanos y democracia.

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