China va en serio
30 de octubre de 2017
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Las noticias más recientes de China confirman que el desempleo en la nación más poblada del mundo cayó al 3,97%, el más bajo de su historia, índice que confirma la tranquilidad de la población que se siente sostenida por una dirección política, la del Partido Comunista de China, que a partir del proceso de reforma y apertura al exterior en 1978 ha llevado a convertirla en un referente de la economía global, gracias a la aplicación de un socialismo de mercado en el que la mayor preocupación sigue siendo el bienestar del hombre.
Cierto que la apertura conlleva riesgos, así como la llegada de inversiones extranjeras, pero el peligro se ha ido frenando con una política de combate a la corrupción y al freno del deterioro del medio ambiente.
Cada congreso partidista muestra el desarrollo sostenido de la nación asiática, y el más reciente, el 19, fue confirmado por su reelecto Secretario General, Xi Jinping
China encabeza la producción mundial en numerosos rubros, que la ha llevado a ser la segunda potencia económica, con la mayor reserva de divisas, sin dejar de cumplir un destacado papel en la política exterior, con sus fuertes vínculos con los países del Tercer Mundo y Rusia, y una consecuente e inteligente oposición a la política agresiva de Estados Unidos, acelerada con la actual administración.
De diferentes maneras encara el reto de la distribución de las riquezas, porque para llegare a la meta de país modestamente acomodado, hay que mejorar las condiciones de vida en el oeste de la nación y extirpar el flagelo de la corrupción, por el cual más de un millón de militantes del Partido fueron amonestados.
Además, aunque tiene el mayor crecimiento económico del planeta, con un 7,2% como promedio en los últimos 30 años, China se enfrenta al problema de mejorar la calidad de la producción manufacturera y el ya mencionado peligro del deterioro del medio ambiente, por lo cual la dirigencia del país está buscando nuevas vías, fomentando e invirtiendo en tecnologías modernas, inteligencia artificial y energía renovables.
Este gran reto no es nada nuevo para una nación cuyo comercio comenzó con la dinastía occidental Han (206 antes de nuestra era) y que ahora se propone reactivar el Gran Sueño de la famosa Ruta de la Seda, mediante la cual Asia central era explorada por enviados chinos y los barcos de esa nación comerciaban por toda la ruta marítima asiática, logrando como punto final la costa africana, mientras que las caravanas extendían sus contactos comerciales por Asia central y el Medio Oriente.
Este y otros datos que sería largo enumerar confirman que, históricamente, China no solo ha sido cuna de la civilización humana, sino una potencia comercial, ya que, aún en sentido inverso al de la globalización dominante y despiadada, por completo capitalista, evolucionaron sus sistemas político y comercial, con el fin de sobrevivir en dicho proceso mundial.
Y con su modelo de economía de socialismo de mercado, un socialismo con características propias de esta nación, China se propone reactivar la Ruta de la Seda, con un comercio que llegará hasta nuestra América Latina y el Caribe.
Y aunque he tratado esta amplísima cuestión muy brevemente, que nadie dude de que China va en serio en el enfrentamiento a los obstáculos que le oponen para construir una vida de mejor calidad, que ayudará al ciudadano chino e influirá en beneficio del resto de la población mundial.
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