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China-CELAC: un nuevo mundo posible

18 de julio de 2014

Por: Noelio Tiuna

La reciente cumbre entre China y América Latina y el Caribe resulta todo un hito en el panorama internacional y marca un camino alterno al hegemonismo que pretenden Estados Unidos y algunos de sus aliados occidentales.
No pudo ser mejor sede la capital brasileña para reunir al mandatario chino, Xi Jinping y a sus pares de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), quienes se encontraron de igual a igual para cimentar una relación cuyo potencial va a la par del rol que juega el gigante asiático y el emergente papel de los países de nuestra región.
La creación de un foro común China-CELAC resultó uno de los saldos más importantes de la cita, cual expresión de que Beijing se ha acercado a esta parte del mundo con respeto y sin ánimos de imposición del tipo yanki.
La presidenta brasileña Dilma Rousseff informó sobre el fondo de 35 mil millones de dólares puestos a disposición de los gobiernos latinoamericanos y caribeños para financiar proyectos de desarrollo.
Estos proyectos se definirán en enero en una primera reunión de los cancilleres de China y la CELAC, preparatoria para otra cumbre de mandatarios de este superbloque que irrumpe en la economía y el comercio mundial.
La cooperación se concretará en áreas como la inversión, agricultura, comercio, alta tecnología, energía, manufactura e infraestructura.
También en la cultura, educación, turismo y el desarrollo social y sostenible.
La nueva vinculación será propicia además para el diálogo sistemático sobre los problemas internacionales, en defensa de los intereses del Tercer Mundo, en momentos de graves peligros para la paz mundial.
Para el ecuatoriano Rafael Correa, próximo presidente pro témpore de CELAC, la unión con China será una fuerza determinante en el nuevo orden mundial.
El jefe de Estado cubano, Raúl Castro, significó que la nación asiática es hoy la segunda economía a nivel mundial y el principal exportador de bienes.
Su sólido crecimiento económico –apuntó- ha favorecido incrementos de precios de las materias primas y de las exportaciones de varias economías de Latinoamérica y el Caribe.
Hoy China es el destino del 9% de las exportaciones de la región y el origen del 14% de sus importaciones. De seguro que estas cifras variarán al compás de la cooperación que se avecina.
La reunión en Brasilia tiene además gran importancia para las pequeñas naciones insulares caribeñas, muchas veces olvidadas por los grandes centros de poder, en particular las ex metrópolis que las saquearon durante siglos.
No hay que ser muy suspicaz para darse cuenta que Estados Unidos no puede ver con buenos ojos esta concertación en siempre consideró su traspatio. Sobre todo porque en una semana los presidentes de China y Rusia concertaron importantes compromisos en Latinoamérica.
El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) esa joya de la guerra fría a la que nadie ya da crédito, la impuso Washington en el hemisferio para impedir la “entrada del comunismo”.
Estados Unidos se va quedando atrás, abandonando espacios que van ganando los pueblos en este cambio de época en el que el continente se abre al multilateralismo, a la integración, en la defensa de su soberanía y destino, cual aporte a un nuevo mundo posible.

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