CELAC: mayoría de edad
26 de enero de 2016
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Al efectuar por estos días su IV Cumbre en Quito, Ecuador, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), va alcanzando su mayoría de edad. El viejo sueño de Simón Bolívar y los más preclaros próceres y pensadores de América convertido en realidad, se consolida y vive para la unión y la integración de Nuestra América, más allá de diferencias coyunturales o transitorias y del sabotaje permanente del imperialismo norteamericano, que siempre lo ha contemplado como un fantasma amenazante para sus designios de dominación hegemónica sobre esta región del mundo.
No obstante, la CELAC avanza en el cumplimiento de sus propósitos históricos y fundacionales y tras las Cumbres iniciadas en Brasil, México y Venezuela y las posteriores en Chile, Cuba, Costa Rica y ahora en Ecuador, asumirá la presidencia pro témpore de la organización la República Dominicana para ejercerla durante la próxima etapa anual.
La presidencia ecuatoriana ha sido fructífera y activa, y ello se reflejó en la llamada Agenda 2020 presentada por el presidente Rafael Correa en la pasada cumbre de San José, un horizonte pragmático de cinco años con responsabilidades y desafíos para los 33 países que componen la CELAC apoyándose en la agenda post 2015 de Naciones Unidas recién aprobada.
Entre sus prioridades que pasan a ser los objetivos también prioritarios de la organización regional, se encuentran la reducción de la pobreza extrema y la desigualdad; el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación; la lucha contra el cambio climático y sus consecuencias; el establecimiento de infraestructura y conectividad y el financiamiento para el desarrollo.
Junto a esos propósitos concretos –que son los ejes sectoriales de la Agenda 2020 cuyo cumplimiento seré examinado en la Cumbre de Quito– la CELAC seguramente reiterará el compromiso con el mantenimiento de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, un importantísimo y trascendental acuerdo alcanzado unánimemente en la Cumbre de La Habana y que no tiene precedentes en la vasta región que abarca, un bloque de países que constituye la tercera economía más grande del mundo.
La CELAC ha fortalecido, por otra parte, sus relaciones con otras latitudes como China y la Unión Europea y se propone hacerlo igualmente con Rusia, India, Sudcorea, Japón y Turquía.
Como puede comprenderse, por todo lo antes expresado y mucho más, no es casual que el imperialismo norteamericano y sus servidores locales le hayan declarado una especie sutil y silenciosa en la que –sin hacer mucha bulla por ahora– pretenden ir desmontando por partes este mecanismo novedoso e independiente de unión e integración, que se alza hoy en medio del otrora “patio trasero yanqui”.
El cumplimiento de la Agenda 2020 pondrá a prueba la capacidad de la CELAC y reforzará su presencia indispensable en el ámbito latinoamericano y caribeño frente a las conjuras imperiales y oligárquicas, que no cesarán, que seguirán buscando formas de impedir se concreten así exitosamente las ideas bolivarianas y martianas.
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