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Catástrofe que se avecina

10 de septiembre de 2013

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Aún no desaparece el peligro de la anunciada agresión de Estados Unidos a Siria, a pesar de que el presidente Barack Obama  afirmó que la considerará, luego que Damasco aceptó una propuesta de Rusia para mantener bajo control internacional sus armas químicas y firmar el tratado de no proliferación al respecto.

Porque raya  en el cinismo puro el desencadenar una guerra contra una pequeña nación para “castigar” a su gobierno por utilizar armas químicas. Y así lo está preparando Estados Unidos contra Siria, echando a un lado el peligro de desencadenar una conflagración nuclear, presumiendo que sus modernizadas armas apenas pondrán en peligro a sus hombres y sí creará un holocausto a quienes teme. Decir que hará la guerra para evitar nuevas, es ir al paroxismo de lo absurdo, pero así lo ha dicho el Premio Nobel de la Paz y presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien se ha especializado en la utilización de aviones sin pilotos, llamados drones, para asesinar sin ser alcanzado.

La técnica que piensa utilizar para castigar al pueblo sirio tiene alguna semejanza, porque quienes aprieten los botones del sofisticado armamento, solo tienen que informar de los blancos alcanzados a centenares de kilómetros de distancia, todos respaldado por medios denominados objetivos, pero que se autocensuran sin que se los ordenen,  cuando de una guerra imperialista se trata. O sea, saben lo que tienen que hacer en esas circunstancias.

Recordaba lo escrito hace poco por el colega Elson Concepción en Granma, acerca de la agresión que desmembró a Yugoslavia y como los misiles crucero reducían a polvo presuntos objetivos, militares, pero que, en realidad eran civiles.

Pero como esa guerra contra la ex Yugoslavia, centrada luego sobre Serbia, los blancos principales reales ahora son ahora nuevamente Rusia, dueña del gas y del petróleo del norte, e Irán, la amenaza político-social a las monarquías del Golfo y a Israel, y la clave para el petróleo del Pérsico.

Pero un golpe contra esos países y China, que defiende a Irán y a Siria y tiene acuerdos fundamentales con Rusia, prepara también una posterior agresión contra otras naciones, entre las que se encuentra, según politólogos Venezuela, también dueña de inmensas reservas petroleras. No es traído de cabezas el argumento de que cualquier agresión a Siria, llevaría a cero el proceso de descolonización abierto con el fin de la Segunda Guerra Mundial e instalar a Israel como única potencia en la zona.

Es la típica respuesta del capitalismo a una larga crisis económica que no cesa: el capital financiero internacional espera, como en el pasado, salir del estancamiento con una gran guerra que destruya bienes y a millones de personas y cree el gran negocio de la reconstrucción en condiciones mundiales de servidumbre y semiesclavismo.

Por eso está todo unido: la desocupación creciente en Europa; la anulación masiva de conquistas sociales; la prolongación de la edad para jubilarse y la reducción de las ayudas sociales, como en Francia; los ataques especulativos contra la moneda brasileña; los fallos en Estados Unidos en favor de los fondos buitres en el caso de Argentina, para llevarla a la quiebra; los esfuerzos para desestabilizar a Venezuela, así como la represión en Túnez o la desestabilización en Egipto.

Cuanta el Imperio con que la respuesta a la agresión a Siria no lleve a la destrucción total, conociendo que Rusia no quiere intervenir directamente. Es demasiada casualidad que el mismo día en que Foreign Policy publicó documentos desclasificados de la Agencia Central de Inteligencia y del Departamento de Estado que comprueban que en 1988 éstos sabían que Saddam Hussein tenía gas sarín y lo utilizaría contra Irán y lo ayudaron a lanzarlo, Estados Unidos anunciara que atacará a Siria, sin esperar siquiera el informe de la comisión investigadora de la ONU en ese país para dilucidar si se utilizaron armas químicas y, en caso de que así fuere, quién lo hizo, si un grupo opositor o el ejército sirio.

Y no obstante la posibilidad de que Estados Unidos reconsidere su posición, hay que estar desconfiado, porque, como en el caso de la agresión a Iraq, el veredicto de los piratas está listo de antemano, sin importarle la catástrofe que se avecina.

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