Capear la mala herencia
10 de septiembre de 2019
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Sera una desagradable sorpresa que la derecha birlara con métodos espurios la victoria de la izquierda representada por el dúo de Alberto Fernández y Cristina Fernández en las elecciones generales del 27 de octubre próximo.
Triunfo que debe ser apoteósico tras el desempeño victorioso de las fuerzas progresistas en las primarias del 11 de agosto pasado, que avizoran el despido del fatídico Mauricio Macri, que deja a una Argentina endeudada, empobrecida, con familias viviendo en las calles y otras muchas pasando hambre.
Macri deja una superdeuda a la nación, con su política de entrega neoliberal al sector privado y el endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional, que siempre impone austeridad y otros altos sacrificios a la población humilde, la afectada, porque el presidente y familia, sus amigos banqueros, latifundistas y oligarcas de todo tipo no verán mermadas sus fortunas.
De todas maneras, el binomio de los Fernández sabe que tiene una gran tarea por delante, para evitar el azote de acreedores, la continua depreciación de la moneda y la fuga de capitales, como lo está permitiendo Macri.
En este contexto, el nuevo turno histórico tiene la posibilidad de mejorar en octubre lo que pasó en las primarias, si logra conseguir la mayoría en las dos cámaras, y de éstas depende la composición del Consejo de la Magistratura con lo cual se podría diseñar una política de saneamiento del ´poder Judicial, cuestión que preocupa en extremo a la derecha.
Ahora Macri está dictando decretos para tratar de revertir algo de lo mucho malo que ha hecho durante su mandato de desprecio al pueblo, mientras observa como la candidata a la vicepresidencia Cristina Fernández echa abajo una tras otra acusaciones de corrupción y otras actividades ilícitas.
Aunque Cristina no sea la candidata a la presidencia, la ex mandataria sigue derrotando una tras otra todas las campañas de odio desatadas por la derecha y que responde al plan norteamericano para desprestigiar y hasta encarcelar a los líderes progresistas latinoamericanos.
A Cristina la propaganda imperialista tratan de hasta compararla con la figura de Eva Duarte dfe Perón, muy atacada y calumniada, y de comprobada actitud de defensa de las causas populares.
Decenas de años han transcurrido desde su muerte y ninguna prueba que apoye las acusaciones contra ella jamás ha surgido, pero los medios controlados por la CIA continúan regularmente publicando infundios para enlodar la reputación de Evita.
Esta propaganda tiene su audiencia propia que incluye a magnates, pequeños partidos conservadores, estudiantes hijos de familias acomodadas, la “quinta columna” y los elementos bohemios desclasados que ven la desestabilización como una oportunidad para trepar y ser alguien en esta vida.
La operación calumniosa contra Eva Perón es parte de una campaña de provocación masiva lanzada por los servicios especiales de la CIA (e Israel) contra Cristina Fernández de Kirchner y para tratar de evitar que el kirchnerismo regrese al poder.
Y es que la burguesía argentina no dispone ya de jefes. Macri resultó ser un globo que ahora reventó, cuyo reverso de la medalla se está imponiendo nuevamente.
Si la lógica y la honestidad logran vencer el 27 de octubre en Argentina, el futuro de los pobladores del país suramericano, en un escenario global con individuos como Trump, Boris Johnson o Mateo Salvini, por no mencionar al más cercano Bolsonaro, consistirá en la ardua tarea de apuntalar la gestión del próximo gobierno de Alberto y Cristina que, con toda seguridad, deberá enfrentarse a un escenario global pleno de complejidades.
El poder global, más pronto que tarde, le presentará un “programa” de gobierno vinculado a la deuda y a las inversiones en recursos naturales… y al “ajuste”, es decir, a garantizar al capital una rentabilidad esquiva, recortando al trabajo su retribución y sus conquistas. A Néstor Kirchner también le presentaron un programa al día siguiente de su triunfo electoral.
No será una tarea fácil, pero estoy seguro que estarán –están– bien preparados.
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