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Cañona que no funciona

17 de septiembre de 2018

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Molesto porque Beijing ha hecho caso omitió de las amenazas realmente descabelladas de que corte sus vínculos comerciales con Irán y la Repúblca Popular Democrática de Corea para “disminuir la amenaza nuclear”, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha seguido aumentando el número de productos chinos gravados con aranceles estadounidenses, lo cual ha sido contestado metódicamente por las autoridades chinas.

Estas han declarado que el método represivo de EE.UU., no funciona con China, lamentaron que Washington haya cortado las conversaciones que ambas partes sostenían para resolver los problemas, y que todo esto haya desembocado en una guerra comercial que a nadie beneficia.

En este contexto hay que indicar que la República Popular sigue avanzando en sus relaciones con las naciones que participaron hace unos días en el Foro Económico Oriental, algunos de ellos aliados de EE.UU., y ampliado las esferas de vínculos ventajosos y solidarios con los países africanos, cuyos gobiernos admiten en general que Beijing ayuda al progreso de sus  pueblos.

El Ministerio de Comercio de China, además de criticar la actitud norteamericana, subrayó que está contraatacando las medidas lesivas estadounidenses, e indicó que la Washington viola las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), por lo que ya ha abierto una causa en el mecanismo de resolución de disputas de ese organismo.

Tras la reciente segunda ronda de aranceles adicionales impuestos a China y que se suma a los gravámenes que entraron en vigor el pasado 6 de julio a importaciones chinas valoradas en 34 000 millones de dólares, Beijing ha respondido ambos casos con medidas equivalentes.

La cuestión es grave, porque Trump ha destacado que no permitirá que China le robe el primer lugar como la mayor potencias tecnológica, justificando así esta guerra comercial que se va convirtiendo también en financiera y, por supuesto, tecnológica.

En este sentido, tiene previsto imponer regulaciones que prohíban a las compañías chinas invertir en empresas estadounidenses de alta tecnología, y bloquear las exportaciones adicionales de tecnologías a Beijing, informó el periódico The Wall Street Journal, citando fuentes gubernamentales.

“Estas iniciativas tienen como fin impedir a Beijing realizar los planes expuestos en el informe ‘Hecho en China 2025’ de convertirse en líder mundial en diez ramas de altas tecnologías, incluyendo las informáticas, industria aeroespacial, automóviles eléctricos y biotecnología”, señala el rotativo.

Sin que haya una solución a la vista, los economistas temen que esta guerra comercial siga creciendo. Algunos expertos ya predicen que de acá al 2020 el mundo crecerá un 0,5% menos debido a este nuevo escenario.

Un escenario que se vuelve más real, cuando se está previsto que de los 50 000 millones de dólares iniciales de aranceles contra los productos chinos, y respondidos por Beijing, estos pueden crecer hasta 250 000  millones y hasta 400 000 millones, lo cual significaría una guerra comercial en su apogeo.

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