Camino equivocado…
19 de mayo de 2017
|
Siempre identifiqué la palabra izquierda como calificativo de partidos políticos de corte progresista, vinculados a los intereses de las grandes mayorías y con antecedentes en los precursores que, teórica y prácticamente, emprendieron acciones revolucionarias en bien de la humanidad.
Pero resulta que a la palabra izquierda –en este aspecto al que me refería en el párrafo anterior– le está faltando el fijador necesario para actuar como bloque monolítico y no dividido como ocurre en muchos casos.
Pero me quiero referir en esta ocasión a otra “izquierda”, la que, por obra y gracia de no se sabe quién, hemos llegado a identificar, aquí en Cuba, como sinónimo del mal actuar, de la ilegalidad, de la corrupción.
Por una u otra razón he visto y hasta sufrido el actuar de esa “por la izquierda”.
(I)
Buscando unas piezas para un Lada en reparación me fui hasta Marina y Malecón, una agencia que se supone tenga ofertas para la población.
Allí, desde que te acercas a esa dependencia estatal, en plena calle o en la acera, varios jóvenes te asedian para “venderte” lo que necesites.
Escuché con cierta dosis de tristeza cuando uno de ellos me aseguraba que en los anaqueles de la agencia no había nada, pero que ellos lo tenían o lo buscaban.
Ya el sol de esta mañana estaba causando su efecto y opté por entrar a la citada agencia. Era real, allí no había esto, ni lo otro, ni aquello. Pero los revendedores afuera si lo tenían.
Actuaban “por la izquierda” en medio de la claridad del día y a la vista de todos. Ellos tenían –me imagino sacado de dónde– lo que buscaba yo o tú o él.
Medité mucho sobre esa forma de actuar. Hice algunas anotaciones para si algún día se me ocurría escribir sobre el tema y continué mi incierta búsqueda de las piezas que necesito para el viejo Lada.
(II)
De paso hacia un organopónico existente en el barrio La Timba, en pleno Vedado capitalino, he observado cómo, cuando caminas o viajas en auto por la calle 4, después de pasar Zapata, todo un “enjambre” de hombres, jóvenes en su gran mayoría, casi no te dejan caminar o circular el auto, con las más variadas ofertas de cualquier material de la construcción que quizás esté en falta en el Rastro allí instalado para facilitar el acceso de la población a la adquisición, a precios módicos, de lo que se necesite para reparar la vivienda o levantar alguna construcción relacionada con esta.
Lo que se ve allí si que requiere de la más enérgica denuncia para ver si alguien hace algo que ponga fin a esa práctica de actuar “por la izquierda” que puede vincular no solo a revendedores, sino a quienes reciben del Estado la encomienda de resguardar o solo ofertar y vender de acuerdo a las normas establecidas.
Todos sabemos que los que están afuera, los que te asedian, los que te ofertan de todo y te dicen que ¡lo ponen en la puerta de tu casa¡ son vagos habituales, trapicheros, personas que de la ilegalidad han hecho un medio de vida y de ella se sostienen.
(III)
En el agro de 17 y K, muy conocido por su ubicación céntrica y porque muchas veces cuenta con una variada oferta, he visto con qué facilidad los ilegales, los que no pagan impuestos, los que no saben o no quieren saber de dónde salen los productos que venden, actúan con plena impunidad.
Allí, en la entrada, te venden leche en polvo, bombillos de luz fría, chocolate y otros productos que pueden estar deficitarios en las tiendas recaudadoras de divisas y en las del mercado de moneda nacional, pero que a ellos no les falta.
Así podría llenar muchas cuartillas con ejemplos del mal actuar “por la izquierda” de quienes viven de la ilegalidad y hasta parecen olvidar que ese al que le roban, puede ser un padre, una madre, un hijo a los que como a él, no se les niega ningún servicio médico o educacional en un país donde la palabra izquierda siempre ha sido venerada como símbolo de justicia, de solidaridad humana, de una obra que es para el bien de todos y TODOS debemos abrazarla y levantarla.
No permitamos entonces que la palabra izquierda nos sea arrebatada por el mal actuar.
Comentarios
