Cada vez que surge una esperanza
2 de junio de 2017
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La llegada de un nuevo presidente a Corea del Sur, Moon Je-in, una persona que durante su carrera política siempre ha preconizado conversaciones de paz con la República Popular Democrática de Corea, hizo surgir la esperanza de que el conflicto latente en la península se resolviera por la vía pacífica.
Pero… siempre hay un pero, lo hace imposible la ocupación de las tropas norteamericanas es algo que forma parte del plan estratégico de Estados Unidos en la región, y más cuando acaba de desplegar un moderno sistema antimisil que sirve para espiar mucho más allá, principalmente al territorio chino, sin permiso de Seúl y sin información alguna al pueblo surcoreano.
A su vez, Corea del Sur ya se mostró en contra de un potencial ataque estadounidense. El ministro de Unificación de ese país, Hong Yong-pyo, declaró que los ataques preventivos no son una buena idea desde el punto de vista de la seguridad de la población surcoreana.
Campear por sus respetos es algo que siempre han hecho las tropas estadounidenses en elsur de la península, donde están dislocadas armas nucleares y cada vez más se realizan entrenamientos conjuntos en preparación de una guerra atómica, con el objetivo de destruir al Norte “sin recibir rasguños”, algo imposible, debido al avance tecnológico de la RPDC en la materia, respaldada por una población acostumbrada a la tensión militar, debidamente entrenada para enfrentar cualquier agresión, con millones de hombres y mujeres dispuestos a defender el suelo patrio.
No es propaganda, sino realidad que el pueblo norcoreano ha tenido que prepararse constantemente para cualquier tipo de contingencia, mientras sufre el embate de una propaganda enemiga que controla todo tipo de resortes publicitarios para mantenerla en el ostracismo y víctima de perjudiciales medidas económicas, con el aval de unas Naciones Unidas que nada bueno han hecho al efecto, ya con un historial de respaldo a una guerra que tuvo que enfrentar a la naciente RPDC con el ejército de otras 14 naciones, encabezadas por Estados Unidos, principal causante de la muerte de cuatro millones de coreanos, sin que pudieran doblegar al país que construye un socialismo con características muy propias.
Así es el antecedente de este nuevo embate bélico, caracterizado en las últimas horas por el envío de modernos bombarderos B-1B para patrullar la frontera común coreana y un tercer portaviones nuclear a la Flota del Pacífico, que tiene a su cargo el inicio de una eventual agresión.
El secretario de Defensa, James Mattis, ha destacado que Corea del Norte es una “amenaza directa” para EE.UU., pero Pyongyang opina lo contrario, al alegar que si no poseyera el artefacto atómico, los halcones de la guerra norteamericanos ya se hubieranlanzado contra ella.
En este contexto, Pyongyang filmó y divulgó un video del reciente lanzamiento de un misil diseñado para la defensa contra aviones enemigos que atacaran desde diferentes direcciones.
El líder norcoreano, Kim Jong-un, asistió al evento y alabó a los militares del país por mejorar las capacidades del arma nueva, y afirmó que continuará reforzando sus armas nucleares para “contrarrestar la política agresiva de EE.UU.”
Estimó que además de tener un aspecto de disuasión, posee el derecho legal de llevar a cabo un programa al respecto, como parte de uno más amplio que contempla la salida al espacio con un satélite de la Tierra y la posibilidad de un viaje a la Luna, demostrativo del gran avance científico de un pueblo que, además de tener acceso gratuito a la educación y la salud, algo que no tiene Estados Unidos ni sus acólitos, ha sabido vencer las dificultades interpuestas por el Imperio y la Naturaleza.
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