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BRICS: hacia una multipolaridad verdadera y posible

18 de julio de 2014

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Brasilia se convirtió en la capital de los países del Sur: no solo fue sede de la importantísima VI Cumbre de los llamados países BRICS, (Brasil-Rusia-India-China- Sudáfrica) el quinteto de potencias emergentes surgido en medio de las nuevas condiciones históricas que vive el mundo de hoy, sino que también sirvió como escenario para la constitución del Banco de Desarrollo y el Fondo de Reserva, diseñados por ese agrupamiento de países como surgimiento de la tan ansiada alternativa a las extorsiones, el abuso y el saqueo del Fondo Monetario Internacional (FMI) y demás instituciones y grupos financieros por el estilo -ya sean oficiales o privados-, convertidos en columna vertebral del capitalismo neoliberal y salvaje,

Varias son las razones que han hecho posible la aparición y el desarrollo del grupo de países BRICS, que abarca todos los continentes, se extiende hacia todos los confines y desarrolla a partir de ahora una relación muy especial y particular con América Latina y el Caribe.

La primera de ellas, obviamente, es la voluntad política de los gobiernos fundadores del BRICS por dar ese paso riesgoso pero firme, ante condiciones mundiales que han madurado lo suficiente y que ameritan realizar este aporte en momentos en que el sistema capitalista manifiesta una aguda crisis global, de la que no ha podido recuperarse ni muestra posibilidades de hacerlo.

Por otra parte, las acciones del grupo BRICS seguramente no podrán permanecer aisladas dentro del campo económico y sus repercusiones en lo político e incluso lo social se harán sentir, si en verdad se emprende con decisión el camino de una multipolaridad verdadera y posible.

La situación actual de las economías emergentes del grupo de países reunidos en este agrupamiento logró transitar con mucha mayor fortuna que Estados Unidos y sus socios europeos por los laberintos más difíciles de la crisis económica global, prosiguieron su impetuoso desarrollo, salvaron predecibles obstáculos, y hoy se colocan como sólidas economías en crecimiento y en condiciones de emprender una tarea como esta, que pudiera contribuir a cambiar los destinos de buena parte de la Humanidad.

En lo social, todos aceptan la necesidad de generalizar en el mundo un orden más justo, en crecer acompañados por una mejor distribución de las riquezas y por sacar de la pobreza a la mayor cantidad de seres humanos como vienen haciendo al interior de cada uno de sus países, no sin las dificultades que impone el injusto y voraz sistema mundial del capitalismo.

Para el logro de sus propósitos el grupo BRICS dispone de posibilidades y magnitudes nunca vistas con anterioridad en semejante conjunto de países como, por ejemplo: 41,6 por ciento de la población mundial; 19,8 por ciento del PIB mundial; 16,9 por ciento del comercio mundial. Es el mayor mercado del mundo. Su PIB combinado creció más del 300 por ciento de la última década, mientras que los países desarrollados en su conjunto crecieron un 60 por ciento.

En América Latina y el Caribe el grupo BRICS halla terreno abonado para llevar adelante esas ideas en busca de un nuevo orden y propiciarle a los países latinoamericanos y caribeños las oportunidades por las que siempre aguardaron y nunca lograron, como víctimas del insaciable imperialismo estadounidense mediante las más burdas formas de explotación y dominio.

En Nuestra América se vive hoy -no sin lucha-, un cambio de época. Es la ocasión precisa para un tipo de asociación justa, respetuosa y mutuamente beneficiosa como la que ofrece el BRICS y la Patria Grande está -como nunca antes-, en condiciones de aceptar y desarrollar. Nunca más seremos “patio trasero” de nadie.

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