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Brexit en 3 y 2

10 de noviembre de 2018

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Ni multitudinarias manifestaciones, ni la petición de abogados y empresarios han hecho mella en la primera ministra Theresa May para que convoque a una nueva consulta sobre la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (Brexit, por Britain y Exit), alegando que tiene principios y no puede traicionar a quienes sí estuvieron de acuerdo en el abandono hace más de dos años, que será oficializado en marzo venidero.
El 23 de junio del 2016, bajo el gobierno del también conservadorCameron, se efectuó el referéndum, y el electorado británico aprobó lasalida, con 51,89% a favor y 48,11% en contra.
En ese momento influyó la victoria del euroescéptico y ultraderechista partido británico UKIP en las elecciones parlamentarias europeas y la actitud de líderes de varios partidos políticos alentados por la extrema derecha xenófoba y racista, que rechazaban las consideradas por ellos muchas reglas del organismo sobre los negocios y la elevada factura anual de contribución por ser miembro, y pedían volver a tener control sobre las fronteras del país y reducir el número de inmigrantes.
May cuenta también con el apoyodel presidente norteamericano, Donald Trump, cuyo asesor en la campaña para la presidencia se encuentra en Europa, a fin de tratar de coordinar la acción de la ultraderechafascistoide del continente, con vistas a las elecciones de mayo próximo.
De todas formas, la Premier ha encontrado numerosos escollos en el camino, que le han hecho “ablandar” algunos términos de la salida, por lo cual existe un estancamiento acerca del procesofinanciero al respecto.

 

DE LO QUE SE DICE A LO QUE ES

Siempre se ha hablado de que el bloque de 28 países que integran la UE tendría todas las cualidades para hacer que cada uno de los países se beneficiara y lograra un mayor desarrollo y crecimiento, pero la realidad no ha sido apegada a ese deseo. No obstante, el caso de Gran Bretaña, uno de los “fuertes”, no se puede comparar con Grecia, y la humillación a que fue sometido su gobierno, al fracasar su compromisode humanizar las relaciones con la entidad.
También se dice que cuando un país abandona a la Unión no hay castigos, no hay un precio a pagar por marcharse, pero los negociadores europeos han puesto en tres y dos a la May y sus principios de “no traicionar” a su seguidores, cuando le plantearon que “debemos saldar las cuentas, ni más ni menos”.
Según la agencia francesa de noticias AFP, el compromiso principal corresponde al “saldo de pagos pendientes” por el Reino Unido en los presupuestos anuales de la UE, pero todavía sin abonar.
Un aspecto más delicado es la presión de la UE para que Londres cumpla también con sus compromisos que todavía no se han presupuestado, como en el caso de los “fondos estructurales” destinados a los países menos desarrollados de la Unión.
La negociación sobre la factura incluye también la cuestión de las jubilaciones de los funcionarios europeos. “No se trata de la jubilación de los funcionarios británicos, sino de la parte del Reino Unido en las jubilaciones de todos los funcionarios de la UE”, explica Reuters.
Aunque no se han publicado cifras oficiales, Bruselas reclama a los británicos entre 55 000 y 60 000 millones de euros (64 000 millones de dólares) correspondientes a los compromisos ya asumidos por Londres.”Es más o menos eso”, pero “debemos calcularlo científicamente”, aseguró el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Junco.

 

EN DONDE SE HABLA DE “PRINCIPIOS” y “METODOLOGÏA”

La negociación no debería haber comenzado en una guerra de cifras, sino estableciendo los “principios” y la “metodología” que ambas partes deberán adoptar de manera consensuada, asegura una fuente comunitaria.
Y sin haber cerrado necesariamente el tema de la factura, a May le preocupa la compleja situación de la frontera entre Irlanda y la británica Irlanda del Norte y la cuestión de los derechos de los británicos en la UE y de los europeos en el Reino Unido.
Según una comisión de la Cámara de los Lores, el Reino Unido podría legalmente abandonar la UE sin abonar la factura de salida, aunque eso afecte al resto de aspectos de la negociación., pero esto sería contraproducente por la falta de confianza que engendraría, por lo cual Bruselas dijo que tiene las cosas claras y “si no hay un acuerdo sobre la ‘factura de salida’, no hay ningún acuerdo de salida en general”.
El Reino Unido forma parte de los “contribuyentes netos” al presupuesto de la UE, es decir, aporta más dinero al bloque del que recibe. En concreto, aporta un 14% en los presupuestos y programas europeos.
Según un estudio reciente del Instituto Jacques Delos, el Brexit representaría un impacto para el presupuesto comunitario con un déficit de 5 000 a 17 000 millones de euros anuales, en función de si los 27 deciden aumentar sus contribuciones, reducir sus gastos o combinar ambas políticas.
Todo ello explica lo complicado de las negociaciones y la demora en llegar a un acuerdo definitivo, levantando resquemores entre los 27 restantes miembros, porque, como expresó el destituido presidente derechista español, Mariano Rajoy, “todo el mundo quiere aportar lo menos posible y recibir lo más posible”.

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