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Biden, Trump y los demás

12 de septiembre de 2022

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El actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, acaba de cerrar contratos muy jugosos con empresas norteamericanas que están “haciendo su agosto” con el envío constante y cada vez mayor de armas al régimen neonazi de Ucrania.

Así, utilizando a los ucranianos, seguirá atacando a las autodenominadas repúblicas independientes en el Donbass y tratará de hacer fracasar la operación militar especial a la que Rusia se ha visto obligada a realizar, por la agresiva política de EE.UU. y su manejo peligroso y a su antojo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. (OTAN).

Biden se quiere quitar el cartelito de débil que le han endosado los partidarios de Donald Trump, pero lo cierto es que todo lo ha acontecido durante su mandato lo hubiese sido con cualquier otro presidente de Estados Unidos, todos los cuales son instrumentos de oligarcas y plutócratas, que no tienen interés alguno en la libertad, los derechos humanos y la democracia.

No hay que consultar a nadie avezado al respecto, sino a una persona sencilla como Roger Waters, cofundador de la mítica banda de rock Pink Floyd, quien afirmó que ni se le ocurriría “abrir The New York Times o The Washington Post, o ver la CNN o la MSNBC o ningún otro de los canales sin sentido que se emiten en EE.UU.”, y agregó que “el sistema sanitario en Estados Unidos es terrible, horroroso”, además de ser “la principal razón por la que la clase media está arruinada”, y razonó:

“No me importa que me acusen de extremismo: tenemos que ser extremistas, es muy importante, porque la verdad parece ser un punto de vista extremo, aunque no lo sea; solo es la verdad”.

Como Waters piensan muchos norteamericanos, aunque ello no se divulgue.

 

TAN EXTRAÑO

Si, tal como la excelente pieza de Jimmy Dorsey So rare, quienes gobiernan en Estados Unidos, en cualquier época, desde Biden hacia atrás, lo han convertido, desde el punto de vista de su infraestructura, en una extraña nación.

Haca allá confluyen miles de emigrantes, algunos de los cuales pierden la vida, huyendo del hambre, miseria y otras calamidades originarias en la nación que buscan.

Pero lo cierto es que EE.UU. parece un país del Tercer Mundo, aunque no para todos, que tienen hasta aviones o helicópteros privados, porque si conducen automóvil, podrían observar a ciudades que se están cayendo a pedazos, y no estamos hablando de aquel Detroit de hace algunas décadas que fue virtualmente quemado por la muchedumbre, desempleada y discriminada.

El nonagenario politólogo Noam Chomsky así describe a EE.UU.:

“Éste es el país más rico de la historia mundial. Tiene enormes recursos. Tiene ventajas que son simplemente incomparables; recursos agrícolas, recursos minerales, un territorio enorme, homogéneo. Puedes volar 3 000 millas [4 800 kilómetros] y pensar que estás en el mismo sitio donde empezaste. No hay nada parecido en todo el mundo. De hecho, hay éxitos, como buena parte de la economía de alta tecnología…

“Por otro lado, es el único país en el mundo desarrollado en el que la mortalidad de hecho está aumentando. Eso es algo simplemente desconocido en las sociedades desarrolladas. Esto se estima en unas 150 000 muertes al año. No es algo trivial. El motivo, se asume generalmente, es el estancamiento económico desde Reagan. De hecho, este es el grupo que entró en mercado laboral alrededor del principio de la década de 1980, cuando se empezaron a instituir los programas neoliberales”.

Y desde entonces ello ha llevado a un crecimiento altamente concentrado. Según las más recientes cifras, el 0,1% de la población controla el 20% de la riqueza nacional, y el 1% más alto el aproximadamente el 40%. La mitad de la población tiene un activo neto negativo, lo que significa que las deudas superan los activos. En general, ha habido estancamiento para la mano de obra durante todo el período neoliberal.

Y así, subrayo, ha sucedido desde entonces, no importa la figura presidencial, que comprende la actual de Biden, porque este predominio lleva a la rabia, el resentimiento, la desesperación.

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