ribbon

Aventuras de un mentiroso

3 de diciembre de 2018

|

 

No conozco cuáles fueron los primeros pasos por la enseñanza primaria o media de Luis Almagro en su niñez y juventud.
Incluso, no se si se impartía matemática y se enseñaba a contar en aquellos centros de su Uruguay natal.
Decir mentiras, me imagino, era castigado por padres y maestros, por ser uno de los peores hábitos que puede adquirir un ser humano.
Pero lo real es que Luis Almagro, el personaje mediático latinoamericano que se busca la vida como mercenario del imperio, hablando mal de países como Venezuela y Cuba, bien merece el título de fanfarrón, mentiroso, adulón, y hasta sumiso de las autoridades de Washington.
Cada día aparece en la prensa alguna noticia relacionada con él, fundamentalmente cuando se trata de difamar y ofender a países de la región que tienen sistemas sociales que no se avienen a los dictámenes de Estados Unidos.
La última de las andanzas de Luis Almagro, en su incursionar por la política pro norteamericana, se produjo la víspera cuando recibió en Washington a la venezolana Tatiana Sujú, conocida, como el propio personaje de marras, por sus llamados a desestabilizar Caracas y derribar al gobierno de Nicolás Maduro.
Ella, desde la República Checa, donde vive mantenida por los opositores venezolanos, presentó al secretario general de la OEA un informe sobre supuestas torturas en Venezuela que, según la citada señora, implica a personas con acento cubano en alguno de los casos.
Almagro, entusiasmado con tales declaraciones, subrayó: “Recibimos la información de que solo en la nómina venezolana hay 46 000 cubanos en Venezuela, si tenemos en cuenta que el Ejército colonial español eran 22 000, eso es más del doble. Es decir, esto es una fuerza de ocupación, una agresión directa de un país a otro, reprimiendo los derechos de la gente”, manifestó de manera irrespetuosa y cínica.
Almagro, además, consideró que los cubanos “probablemente estén mejor entrenados y con mejor equipamiento” que la Guardia Nacional Bolivariana de Venezuela.
A la hora de leer o escuchar este tipo de noticias y de declaraciones de un personaje tan abominable, no logro ni imaginarme cómo es posible que Luis Almagro pueda inventar ficciones tan carentes de ética y de la peor fábula en cualquier tipo de literatura.
Sabe Luis Almagro —y lo sabe bien— que es cierto que en la hermana República Bolivariana de Venezuela hay varios miles de cubanos: médicos en primer lugar, educadores, entrenadores deportivos, o trabajadores insertados en otros programas sociales de los tantos que impulsa la Revolución Bolivariana.
Qué poco valor —si es que tiene alguno— se reserva este personaje, haciendo coro contra un país latinoamericano, soberano, democrático como pocos, cuya obra es el mejor reflejo del verdadero respeto a los derechos humanos.

Comentarios