“Apagón” en la “ciudad luz”…
18 de mayo de 2013
|No tengo duda alguna de aquel viejo eslogan que dice que París bien vale una misa.
Conocida como “ciudad luz”, que ahora sufre los “apagones” del neoliberalismo, atesora todo un enjambre arquitectónico, poblacional y de contrastes entre el mundo desarrollado y los que piden limosnas frente a templos o por aceras como la del Louvre, y hasta en la parte baja de la mismísima Torre Eiffel.
Hoy las noticias que llegan de la bella urbe y de toda Francia poco o nada tienen que ver con sus encantos. La profunda crisis que ya llevó a Francia a la recesión, aplasta las virtudes descritas anteriormente.
La llamada segunda economía europea está contagiada del virus asfixiante del neoliberalismo, que sacude a España, Italia, Grecia, Portugal, entre otros.
El propio presidente Francois Hollande, aseguró la víspera que la fuerte recesión amenaza la identidad europea.
Un despacho de BBC refiere que “según datos que se dieron a conocer esta semana, Francia —la segunda mayor economía de la eurozona— entró en recesión.
El mandatario galo responsabilizó de esta tendencia a las estrictas medidas de austeridad implementadas en los países de la zona euro.
Pero el Ejecutivo francés, en medio de esta crisis, no escatimó recursos militares para intervenir en su antigua colonia africana de Mali.
Hasta aquel lejano paraje mandó a sus soldados, los que, por cierto, además de ametrallar a empobrecidos nativos de una u otra etnia, no han resuelto el conflicto local y aún permanecen allí militares, tanques y otros medios bélicos.
Por demás, también Paris acompaña a las fuerzas norteamericanas y de la OTAN en otras aventuras guerreristas como la de Afganistán. De igual forma lo hizo contra Iraq y Libia y forma parte del diabólico engendro que pretende justificar una agresión directa contra Siria.
Pero la situación de Europa está despertando angustias diarias, no solo entre los indignados que marchan por las calles de Madrid o Atenas, sino en sectores gubernamentales y religiosos que contemplan atónitos el desastre económico y social de sociedades que un día se llamaron ejemplo de desarrollo y estabilidad.
En el Vaticano, por ejemplo, el Papa Francisco pidió “reformas urgentes ante la dictadura económica”.
El Sumo Pontífice arremetió contra lo que llamó la tiranía invisible del dinero e instó a los líderes mundiales a limitar el poder de los mercados y de los especuladores financieros.
“¡El dinero debe servir y no gobernar!, aseveró el Papa de la Iglesia Católica.
Lo peor de todo es que tanto en Francia, como en España, Grecia y demás países del Viejo Continente que sufren la arremetida de la crisis, los gobiernos lejos de buscar fórmulas para aliviar al menos el estado de calamidad a que han llevado a sus pueblos, continúan aceptado recetas neoliberales cada vez más contrarias a quienes sufren en carne propia la debacle sistémica del capitalismo.
El “apagón” de la llamada “ciudad luz”, es la continuidad de los récord de desempleo en España y Grecia, y de la incertidumbre italiana y portuguesa, por solo mencionar algunos ejemplos.
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