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Ante una Europa que se hunde

20 de mayo de 2013

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Ante una Europa que se hunde sin remedios visibles, según los datos más recientes que ha aportado la propia Comisión Europea por boca de su presidente José Manuel Barroso, ¿qué ocurrirá? ¿Cómo repercutirá en el resto del mundo el hecho de que la zona euro haya vuelto a caer en el primer trimestre del actual 2013 y que ello sume quince meses consecutivos, con la mayor parte de sus integrantes a la baja? ¿Cuáles comenzarán a ser las consecuencias de que Francia, la segunda economía de la Unión Europea, haya entrado ya oficialmente en recesión, uniéndose al fatal cortejo?.

A pesar de las recetas de austeridad impuestas por Alemania y aceptadas servilmente por la Comisión Europea, -que han demostrado una ineficacia a la larga suicida,- los datos que se manejan en estos momentos resultan aún peores que los previstos, según Dow Jones Newswires, que esperaba siquiera una leve recuperación de 0.1, tras el retroceso de 0.6 al finalizar 2012.

El Producto Interno Bruto (PIB) de seis economías de la zona euro, -España, Francia, Italia, Chipre, Portugal y Finlandia, retrocedió en el trimestre enero-marzo, a los que se suman Suecia y Eslovenia y ello refleja una verdadera catástrofe sin posibilidades de recuperación.

Es que, precisamente, el desarrollo de los acontecimientos no hace sino presagiar un futuro cada día más negro e impredecible por cuanto los países que han emprendido la llamada “cura de austeridad” oficialmente recetada son los que están en peores condiciones y muestran peores estadísticas. Tal es el caso de Grecia, Chipre, España y Portugal que han recibido los famosos “rescates” por parte de sus socios y caen sin freno según datos de la oficina de estadísticas europea Eurostat.

Son casos típicos en que los remedios han sido mucho peores que las enfermedades de cada uno.

En cuanto a Francia, el presidente Francois Hollande se deshace en explicaciones, niega que el país galo sea el único enfermo de Europa y alega que allí “hay una recesión, como en toda Europa”. En pocas palabras, acude al viejo refrán de que el mal de muchos es consuelo de tontos.  Mientras tanto, anunció que el crecimiento francés será nulo en 2013 y no muestra ningún entusiasmo ni capacidad para convertir a Francia en un baluarte contra la austeridad dentro de la eurozona y la Unión Europea, como algunos le han sugerido.

Alemania, considerada locomotora de la economía europea en los buenos tiempos, tuvo solo un leve crecimiento de 0.1 por ciento y eso la inhabilita para arrastrar a nadie, mientras trata de capear el temporal y se prepara para las elecciones generales de septiembre.

No faltan los especialistas europeos que a estas alturas y vista la gravedad de la situación recomiendan a la Comisión Europea que muestre una mayor flexibilidad en los draconianos ajustes y reformas, que alargue los plazos de ejecución y de reducción del déficit a países puestos contra la pared, como son los casos de España y Francia. Todo se va, sin embargo, en deseos y consejos.

El hecho cierto es que, -como apuntamos,- Europa se hunde y nada ni nadie muestra las posibilidades de emerger de una crisis que dura mucho más de lo esperado sin apreciarse indicios concretos y reales de mejoría, como no sean  los balbuceos que periódicamente repiten los funcionarios y a los que cada vez les hacen menos caso los pueblos que sufren los recortes, el desempleo, los deshaucios, la pobreza y la desesperanza.

Volvamos a la pregunta inicial: ¿qué ocurrirá en Europa?.

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