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Algo más que el derribo del avión ruso en Siria

5 de febrero de 2018

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Hace más de un mes la jefatura rusa comunicó que casi todo el territorio sirio había sido liberado de la presencia del grupo Estado Islámico, también vencido en la mayor parte de Iraq.

Sin embargo, en el caso de Siria hay otros grupos terroristas, fundamentalmente el Al Nusra, que mantienen asediados a diversos pueblos y aldeas con similares acciones que provocan terror y muertes.

El Al Nusra ha sido y es favorecido con financiamiento y armas facilitadas por Estados Unidos, potencia que pretende derribar al gobierno legítimo de la nación árabe y para ello se apoya en el más completo compromiso con quienes usan las armas para tratar de hacer colapsar la administración de Bashar al Assad.

En todo el proceso de negociación entre la llamada oposición siria y el Gobierno, ha quedado claro –una y otra vez– lo alejado que está este grupo armado de terroristas de buscar una solución pacífica, a través del diálogo, y terminar una guerra que ha provocado ya decenas de miles de muertos y la destrucción de una buena parte del país.

El tema en cuestión tuvo un momento álgido este fin de semana cuando se supo del derribo de un avión ruso Su-25 en la provincia siria de Idleb, cuyo piloto, luego de catapultarse y caer a tierra, fue muerto en combate contra los terroristas de Al Nusra que operan en esa zona.

De acuerdo con el informe del Ministerio de Defensa ruso, los extremistas usaron un misil antiaéreo portátil (MANPAD), arma que ha sido suministrada por algún país, presumiblemente Estados Unidos, porque ese tipo de material bélico no puede conseguirse en el mercado negro.

Como respuesta a la acción enemiga, la Marina rusa lanzó misiles de crucero contra las posiciones Al Nusra en dicha área, logrando varios impactos directos, de los que se reportan no menos de 30 bajas mortales.

No hay que ser muy avezado en el análisis de la situación geopolítica internacional, para darse cuenta de los intereses que se esconden tras estos dramáticos hechos.

Por ejemplo, no había pasado una semana de que en Sochi, Rusia, se dieran cita –en un diálogo auspiciado por Moscú– la mayoría de los componentes de los grupos opositores y el Gobierno de Damasco.

La reunión, evaluada como un paso de avance en la búsqueda de la paz, pretende no ser una más de las tantas efectuadas en varios países y con componentes internacionales como la ONU.

Por el serio compromiso de las autoridades rusas en ese objetivo, el derribo del avión por el grupo Al Nusra, intenta desviar la atención a cualquier reconciliación que pudiera obtenerse de los diálogos actuales.

Sabiéndose del empeño de Rusia, tanto diplomático como militar para acabar la guerra en Siria, los elementos terroristas del Al Nusra tratan de imponer otra verdad en el campo de batalla y para ello emplean armas, consejos y protección de Washington.

No olvidemos en este contexto que en el reciente discurso del presidente Donald Trump, sobre el Estado de la Unión, fue capaz de asegurar que las fuerzas armadas estadounidenses junto a los aliados de la Casa Blanca –sin mencionar para nada a Rusia– habían derrotado al Estado Islámico.

Aunque la realidad es otra y las victorias en los frentes de combate han sido logradas, fundamentalmente por la participación activa del Ejército Sirio y la aviación militar rusa, nada dijo Trump respecto a los terroristas de Al Nusra.

¿Será que los siguen apoyando con armas y dinero para acciones como la de derribar un avión militar ruso y de esa forma mantener el clima de desestabilización en Siria y todo el Oriente Medio?

No lo dudemos.

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