Primera interpretación en Cuba del Concierto No.2, para piano y orquesta, de Brahms
29 de marzo de 2013
Por su parte, el Segundo Concierto para piano y orquesta, de Brahms, fue comenzado en 1878 después de un viaje por Italia en compañía de su amigo, el cirujano Billroth. Tres años más tarde, el compositor volvió a Italia y terminó la obra durante la travesía.
El Concierto fue dedicado, con acierto y justicia, a Eduard Marxen, el fiel amigo y maestro de Brahms, y quien lo iniciara en el conocimiento de las obras de Bach, Beethoven, Weber y otros compositores.
Marxen fue también el hombre de quien Brahms no sólo recibió una rigurosa formación técnica como pianista, sino aquél que le inculcó una actitud seria y profunda hacia la vida y el arte,
El Concierto No. 2 continúa la línea puesta en práctica por el compositor alemán en su Primer Concierto, en el sentido de que el piano no funciona como un solista a la manera convencional, sino que se integra al contexto orquestal en una sólida estructura sonora.
La obra presenta un material temático superabundante y se resiste, en gran medida, a los análisis formales detallados y minuciosos. Su estructura en cuatro movimientos acerca a este Concierto a la forma sinfónica, y lo convierte en una obra vasta y monumental. Su lenguaje expresivo cristaliza, quizás, las ideas más fogosas y apasionadas de cuantas haya escrito Brahms a lo largo de toda su vida.
Y esta obra capital del repertorio pianístico de todos los tiempos, se pudo escuchar por primera vez en Cuba en un concierto de la Orquesta Filarmónica de La Habana, bajo la dirección de Amadeo Roldán y actuando como solista el pianista cubano Sergio Navarro. Eso ocurrió en el entonces Teatro Nacional, hoy Gran Teatro de La Habana, hace 74 años, UN DIA COMO HOY.