Primera interpretación en Cuba de los fragmentos orquestales de “Sueño de una noche de verano”, de Félix Mendelssohn
29 de marzo de 2013
Escrita en dos etapas diferentes, la música incidental compuesta por Mendelssohn para “Sueño de una noche de verano”, de William Shakespeare, demuestra el firme espíritu romántico del compositor alemán y consta, en total, de una Obertura y trece partes en las que se mezclan fragmentos puramente orquestales con piezas para solistas y coro femenino.
En conciertos suele ejecutarse una selección de las piezas orquestales, a manera de una Suite en cinco partes.
La Obertura, por ejemplo, fue escrita cuando Mendelssohn contaba 17 años de edad, sin embargo, ya a la altura de nuestros días, a nadie se le ocurre dejar de considerarla una extraordinaria obra maestra. Su estructura es de un admirable equilibrio, sus temas se encuentran entre los más felices de toda la literatura musical y la orquestación es radiante.
Y fue casi diecisiete años más tarde, es decir, en 1842, que el compositor alemán acometió la creación de las restantes partes de “Sueño de una noche de verano”, con destino a una representación de la obra en Postdam.
Por eso es que resulta increíble la facilidad con que Mendelssohn retomó el espíritu juvenil de la Obertura y lo trasladó a las otras secciones de la partitura. Así, el Scherzo que enlaza los actos I y II de la comedia, es muy afín en carácter a la Obertura; y quien haya leído la obra de Shakespeare seguramente estará de acuerdo en que ninguna música correspondería mejor a la atmósfera del bosque encantado y sus mágicos sortilegios.
El Nocturno, por su parte, fue escrito para la transición entre los actos III y IV, y su atmósfera proyecta la sonoridad y el equilibrio restablecidos por Puck y Oberón cuando, cansados de sus diabólicas travesuras, derraman el zumo de sus yerbas mágicas sobre los párpados de los personajes en el bosque encantado.
Y fueron esos tres fragmentos orquestales de la música incidental escrita por Mendelssohn para Sueño de una noche de verano, es decir, la Obertura, el Nocturno y el Scherzo, los que el público de nuestra capital tuvo ocasión de escuchar por primera vez en un concierto. La interpretación estuvo a cargo de la Orquesta Sinfónica de La Habana, fundada y dirigida por el maestro Gonzalo Roig, y el hecho ocurrió en el entonces Teatro Nacional, hoy Gran Teatro de La Habana, hace 79 años, UN DIA COMO HOY.