Premier mundial del Segundo Concierto para violín y orquesta, de Prokofiev
29 de marzo de 2013
Se trata de la primera obra escrita por el compositor ruso a su regreso a la patria, luego de varios años de ausencia, y es una de esas creaciones de Prokofiev que parecen dar la razón a los que opinan que el gran compositor parece demasiado tradicionalista para los artistas muy modernos, y excesivamente moderno para los tradicionalistas.
Eso se explica por el hecho de que Prokofiev, quien fue siempre un hombre equilibrado, de mentalidad soberana y de un enorme poder imaginativo, guiado por un profundo sentido musical, desarrolló su concepto de modernidad libre de todo prejuicio y de todo afán anti-tradicionalista y anti-romántico.
Con Prokofiev, como con Shostakovich, la música moderna resulta una normal evolución de la que la precedió, y no significa un rompimiento inútil con ella.
Prokofiev tuvo una visión muy clara de la misión de la música e identificó su propia personalidad con ese altísimo cometido de poner de manifiesto y de realzar, con el buen gusto estético y la maestría artística, el normal sentimiento humano de lo bello.
El Segundo Concierto para violín y orquesta fue estrenado en Madrid el mismo año de su composición, por el violinista Robert Sotens, a quien está dedicada la obra, y la orquesta estuvo conducida por el maestro español Enrique Fernández Arbós. Desde entonces, el Segundo Concierto para violín y orquesta, de Prokofiev, ocupa un lugar prominente entre los conciertos modernos para ese instrumento.
El Concierto No. 2, para violín y orquesta, de Prokofiev, ocupa el número 63 en el catálogo general del compositor ruso, y de esa premier mundial que estamos evocando, se cumplen 72 años, UN DIA COMO HOY.