Premier mundial del Concierto No.1, para piano y orquesta, de Serguei Prokofiev
29 de marzo de 2013
El 16 de agosto, el de 1912, se estrenaba el Concierto No. 1, en Re bemol Mayor, para piano y orquesta, de Prokofiev.
Se ha hecho muy famosa la anécdota de que Prokofiev era considerado como un verdadero “niño terrible” en las aulas del Conservatorio de San Petersburgo, a causa de su constante rebeldía ante las concepciones académicas. Y quizás la obra que mejor justifique esa fama es su Primer Concierto, en Re bemol Mayor, para piano y orquesta, escrito como trabajo de graduación en el Conservatorio.
Y es que ni la estructura, ni el tratamiento pianístico, ni las concepciones armónicas, ni la orquestación de este Concierto se ajustan a lo que podían esperar los profesores del Conservatorio de una obra escrita por un estudiante en 1910.
Más que un Concierto convencional en tres movimientos, el de Prokofiev es una fantasía concertante en tres secciones, ya que tanto la Introducción como el tema principal del primer Allegro, vuelven a reaparecer en la última sección. Salvo el Andante assai, de carácter meditativo, el Concierto está dominado por una expresión chispeante y traviesa. La escritura pianística está en función de esa diabólica malicia, mediante el empleo de una sonoridad percutida y hasta martilleante.
Poco después del estreno de este Primer Concierto, según afirma el propio compositor en sus Memorias, la crítica le hizo fuertes reproches por considerar que, con esa obra, Prokofiev perseguía solamente la búsqueda de un esplendor externo y el ejercicio de un espíritu deportivo.
El Concierto No. 1, en Re bemol Mayor, para piano y orquesta, de Prokofiev, se estrenó en Moscú con el compositor como solista, hace 95 años, UN DIA COMO HOY.