Premier mundial del ballet Cascanueces, de Chaikovsky
29 de marzo de 2013
Aunque para una buena parte del público y de la crítica, la música de ballet no constituye lo más importante de la creación de Chaikovsky, esas partituras establecieron algunos nuevos elementos en la historia de ese género. Es cierto que Chaikovsky sólo escribió la música de tres ballets, es decir, Cascanueces, El lago de los cisnes y La bella durmiente del bosque, pero en todas esas obras aparece ese nuevo espíritu que imprimió el compositor ruso a la música para ballet. Con Chaikovsky la música para ballet estableció relaciones más estrechas con los elementos dramáticos, sirviendo de apoyo a las situaciones e, incluso, ayudando a definir la psicología de los personajes.
Al igual que hizo Wagner en sus óperas, Chaikovsky empleó en sus ballets ciertas melodías de carácter simbólico que reaparecen en la obra para señalar un personaje, una situación o un sentimiento. Por otra parte, Chaikovsky separó claramente las secciones puramente danzarias, como los pas de deux o las variaciones, de aquellas otras secciones en que la acción se desarrolla mediante la pantomima con un puro valor dramático. A esos fragmentos, Chaikovsky los tituló “escenas” y en ellas puso algunos de sus momentos más inspirados. Y una posición destacada en ese sentido la ocupa la partitura escrita por el compositor ruso para el ballet Cascanueces.
En dicho ballet, Chaikovsky logró escenas en las que la música pasa de una sección a otra en forma continua, sin interrupciones ni fracturas, logrando largas secuencias musicales con una fluidez sinfónica en función del argumento.
En su forma completa, Cascanueces tiene dos actos. El primero está dividido en dos escenas, mientras que el segundo contiene la mayor parte de las danzas que hoy se escuchan en la suite de concierto, y que corresponden a los bailes que celebran los súbditos del Hada garapiñada en homenaje a Clara y al Cascanueces que visitan su reino de juguetes y caramelos.
El ballet Cascanueces está basado en un cuento de Hoffmann titulado “Cascanueces y el rey de los ratones”, y su estreno tuvo lugar en San Petersburgo, hace 115 años, UN DIA COMO HOY.