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Premier mundial de la ópera Cavalleria rusticana, de Pietro Mascagni

29 de marzo de 2013

A fines del siglo XIX se produjo en la ópera italiana una tendencia a la que los críticos dieron el nombre de verismo. Se trataba de una reacción populista frente a la temática y el ambiente del repertorio de ópera de las décadas anteriores. Y es que el verismo o naturalismo, como también podría llamársele, no buscaba sus argumentos y personajes en la historia o en novelas famosas, sino que intentaba recrear la vida de la gente común para expresar el drama y las rudas pasiones que surgen a diario entre los hombres y mujeres del pueblo. Ni los reyes, ni los generales, ni los conflictos sentimentales interesaban a los veristas, sino los campesinos, los cocheros, los cómicos ambulantes y, en fin, todos los que de una y otra forma se ganaban la vida con su trabajo.
Por otra parte, los libretos que gustaban a los veristas no eran aquellos en los que el lenguaje era culto, sofisticado o erudito, sino los diálogos crudos en los que a veces asomaban las maldiciones y hasta los insultos. Pero, a pesar de su intención y de su claridad de propósitos, el verismo no logró convertirse en una línea o movimiento con una continuidad histórica por lo que, en su forma pura, el verismo sólo encontró su verdadera formulación en algunas óperas de dos compositores italianos: el napolitano Ruggiero Leoncavallo, autor de Los payasos; y el toscano Pietro Mascagni, autor de Cavalleria rusticana, ópera cuya premier es la efeméride que evocamos hoy.
El argumento de Cavalleria rusticana es un típico ejemplo de verismo, y en él abundan situaciones cuya presentación en un teatro de ópera era inimaginable unos años antes de su estreno.

La acción ocurre en una aldea de Sicilia y, antes de levantarse el telón se escucha un extenso preludio.
Luego, entre la escena primera y segunda de la ópera, se interpreta el famoso Intermezzo, que es una de las páginas más hermosas y populares de la ópera de Mascagni.
Y esa única ópera de Mascagni que aún permanece en el repertorio de ese arte, con el mismo o mayor éxito del que obtuviera en su primera representación, se estrenó en Roma, hace 118 años, UN DIA COMO HOY.