Premier del Concierto para violín y orquesta, de Jan Sibelius
29 de marzo de 2013
Nacido en 1865 y muerto en 1957, Sibelius ha sido considerado como el último gran representante de las escuelas románticas nacionalistas del siglo XIX. Con su obra, el compositor finlandés contribuyó decisivamente al reconocimiento internacional de la música de su país natal. Algunas de sus primeras obras se dieron a conocer apoteósicamente en París, en el marco de la Exposición Mundial de 1900, durante la actuación allí de la Orquesta Filarmónica de Helsinki. Poco más tarde, Sibelius fue invitado a dirigir sus propias obras en Alemania y, a partir de entonces, batutas tan eminentes como Artur Nikish, Félix Weintgartner y Ricardo Strauss mostraron un gran interés por las casi desconocidas creaciones de Sibelius.
Y fue, precisamente, Ricardo Strauss quien estrenó la segunda y definitiva versión del Concierto para violín, Op.47, de Sibelius.
Con esta obra, el compositor finlandés se aparta del estilo patético de su Segunda Sinfonía, para iniciar una etapa más luminosa e íntima que aparece ya en su Tercera Sinfonía. En el Concierto para violín, la orquesta no se halla subordinada al papel de simple acompañante y, menos todavía, al de proporcionar respuesta el instrumento solista. Por el contrario, en muchas ocasiones posee una entidad propia y un vigoroso desarrollo sinfónico. No hay que olvidar, que Sibelius fue un compositor que hizo uso de la forma sinfónica con una extraordinaria libertad y autonomía, aunque sin romper nunca el modelo formal de concierto. Así, en el primer movimiento del Concierto para violín, el lugar donde habitualmente se encuentra el desarrollo, está ocupado por la gran cadencia del instrumento solista, normalmente esperada hacia el final del movimiento.
Pero mucho más que las innovaciones formales, son las características estilísticas del lenguaje musical las que deben suscitar el interés por este Concierto. La amplia melodía, sombría y austera, llena de melancólica tristeza, respira el color del paisaje finlandés. La armonía estática y pesante; los ritmos vigorosos y, a menudo, sincopados; los originales timbres que proveen las voces graves de algunos instrumentos de madera; y la eficacia y virtuosismo conque es tratada la parte solista, son las cualidades principales que aseguraron para esta obra un lugar permanente entre los grandes conciertos para violín y orquesta.
El Concierto en re menor, para violín y orquesta, ocupa el opus 47 en el catálogo general de Sibelius, y su estreno mundial ocurrió en Berlín, hace 104 años, UN DIA COMO HOY.