Premier de la versión orquestal de la Suite “Mi madre la oca”, de Maurice Ravel
29 de marzo de 2013
En 1908, Ravel escribió una suite para piano a cuatro manos, titulada “Mi madre la oca”, y dos años más tarde, el compositor francés amplió y orquestó dicho material con destino a un ballet de tema infantil. En este trabajo, Ravel puso en juego sus extraordinarias capacidades en el manejo de la materia sonora, empleando para ello una orquesta básicamente pequeña, pero enriquecida con instrumentos de timbres brillantes y sugestivos, como el triángulo, los platillos, el gong, el xilófono, el glockenspiel, la celesta y el arpa.
Tanto la suite original para piano, como la versión orquestal, consta de cinco partes, cada una de las cuales corresponde a un cuento diferente, extraído de las colecciones de Charles Perrault, la Condesa deAulnoy y Madame Leprince de Beaumont.
El título, por su parte, está tomado del nombre con que se popularizó una colección de los cuentos de Perrault, publicada en 1697, es decir, “Cuentos de mi madre la oca”.
La Suite se inicia con la Pavana de la Bella durmiente del bosque, de sólo veinte compases y sonoridad tenue y velada. En Pulgarcito, segunda sección, se evoca la soledad del pequeño héroe perdido en el bosque, después que los pájaros, también representados en la partitura, se han comido las migajas de pan que Pulgarcito había dejado para encontrar el camino de regreso al hogar.
La tercera sección se titula Laideronnette, emperatriz de los pagodas y no de “las pagodas”, como erróneamente suele decirse pues, según el cuento El serpentín verde, de Madame dAulnoy, en el que se inspira esta sección, los pagodas son los habitantes de un legendario pueblo de enanos, cuya emperatriz exigía que se tocase música cada vez que ella tomaba un baño. La música producida por los pagodas en sus exóticos instrumentos, así como la atmósfera oriental del cuento, están perfectamente plasmadas en la partitura de Ravel.
El famoso cuento de La bella y la bestia, de Madame de Beaumont, sirve de base a la cuarta sección de la obra. La Bella, simbolizada por un vals en los clarinetes, conversa con la bestia, personaje encomendado al contrafagot. De repente, un glissando del arpa indica la transformación de la bestia en un apuesto príncipe, al romperse el hechizo gracias al amor que nace entre ambos personajes.
La Suite termina con El jardín mágico, una hermosa pavana para el despertar de la Bella durmiente del bosque. La obra concluye con una coda muy sonora y brillante.
Según el propio Ravel, su intención en esta obra era “evocar la poesía de la infancia” y, sin dudas, el compositor francés logró a cabalidad sus propósitos pues esta suite posee una prodigiosa atmósfera sonora, y en ella está presente toda la magia y el encanto de la ficción infantil.
La Suite “Mi madre la oca”, en su versión orquestal, fue estrenada en París, en 1912, UN DIA COMO HOY.