Premier de la ópera Goyescas, de Enrique Granados
29 de marzo de 2013
Así como en la clasificación de las obras del pintor español Francisco de Goya y Lucientes, existe una llamada “línea negra”, con sus figuras monstruosas en medio de una atmósfera de violencia y locura, existe también otra línea, es decir, la del Goya amable y optimista, el de los lienzos y tapices de colores brillantes, en los que se mueven majos y manolas en un mundo ideal dominado por el requiebro y la galantería. En esos cuadros, llenos de luz, Goya pinta un Madrid idílico, de alegres paseos en calesas y de divertidas meriendas junto al río Manzanares.
Y fue en esas risueñas estampas que se inspiró el compositor Enrique Granados para escribir, en 1911, su famosa serie de piezas para piano titulada “Goyescas”. Cuatro años más tarde, el propio Granados acudió al libretista Fernando Periquet para convertir el material pianístico en una ópera, que se titularía también “Goyescas” y que debería estrenarse en la Opera de París.
En realidad, Granados no hizo más que orquestar y vocalizar las piezas pianísticas, dándoles un orden sucesivo de acuerdo con un libreto forzado y banal del que no debe culparse enteramente a Periquet, ya que éste tuvo que poner el argumento y la letra a una música que ya existía.
Por otra parte, los personajes de “Goyescas” recuerdan mucho a los de la “Carmen” de Bizet, es decir, una manola rumbosa y provocativa; un famoso torero y una pareja de aristócratas.
Sin embargo, en “Goyescas”, las intrigas de celos y amoríos no culminan en la muerte de la protagonista, como en “Carmen”, sino con la muerte del aristócrata Fernando en un duelo con Paquiro, el torero.
El estallido de la Primera Guerra Mundial, en 1914, frustró los planes de estrenar “Goyescas” en la Opera de París, razón por lo que dicha premier se efectuó en el Metropolitan Opera House de Nueva York, hace 92 años, UN DIA COMO HOY.