Premier americana del Segundo Concierto, para piano y orquesta, de Prokofiev
29 de marzo de 2013
Un día como hoy, pero de 1918, el compositor ruso Serguei Prokofiev se presentó por primera vez ante el público de nuestro continente para ofrecer, también en primera audición en esta parte del mundo, su Segundo Concierto para piano y orquesta.
Prokofiev escribió este Concierto, al igual que el Primero, cuando era aún estudiante del Conservatorio de San Petersburgo, y en sus Memorias, el propio compositor expresó lo siguiente: “Los reproches que me hicieron afirmando que perseguía sólo un esplendor externo y una cierta “deportividad” en el Primer Concierto, me llevaron a la aspiración de lograr un contenido más hondo en el Segundo”. Y no hay que decir que esa aspiración de Prokofiev se vio totalmente realizada, ya que tanto la esencia como la forma de este Segundo Concierto muestran una mayor profundidad y relieve. Sin embargo, lo que no cambia ni cambiará jamás en los futuros conciertos para piano del compositor ruso, es el carácter subyugante de sus melodías, la audacia del lenguaje armónico y la original y moderna técnica pianística empleada en estas obras.
El Segundo Concierto recibió su estreno mundial en agosto de 1913 en Pavlovsk, cerca de San Petersburgo, y la reacción del público se dividió en dos bandos: la mayor parte de los asistentes abandonaron la sala, trastornados por el novedoso y peculiar lenguaje de la obra. Sólo un pequeño grupo se quedó hasta el final, y el compositor, que actuaba de solista, no se inmutó en lo más mínimo por esa reacción y no sólo concluyó el concierto sino que interpretó algunas piezas como encores. El crítico Viacheslav Karatiñin, escribió entonces lo siguiente: “Dentro de unos diez años, las protestas de ayer se convertirán en unánime aplauso ante la habilidad de nuestro admirado compositor”.
No hay que decir que las palabras del crítico resultaron proféticas, ya que en 1924 Prokofiev interpretó en París una segunda versión de la obra que logró un éxito resonante, esa vez bajo la dirección de Sergio Koussevitsky. Y también en nuestro continente, tanto la obra como el compositor que actuaba de solista, obtuvieron una excelente acogida por parte del público y de la crítica. Y eso ocurrió en Nueva York, hace 89 años, UN DIA COMO HOY.