Muere Leopoldo Stokowski
29 de marzo de 2013
Entre todas las efemérides musicales correspondientes al 13 de septiembre, se destaca de manera muy especial la que se refiere al trigésimo aniversario de la muerte de Leopoldo Stokowski, el mítico director inglés de padre polaco y madre irlandesa.
Como se sabe, Stokowski fue una de las personalidades más relevantes de la música del siglo veinte. Desde muy niño tocaba el violín y el piano, y luego estudió composición en el Queens College de Oxford con Parry y Stanford.
Cuando apenas contaba veinte años de edad, Stokowski ocupó la plaza de organista en la iglesia de St. James en Picadilly, y de ahí viajó a Nueva York para desempeñarse como organista y maestro de coro en la iglesia de San Bartolomé.
Ya en el verano de 1908, el joven Stokowski dirigió sus primeros conciertos orquestales en Londres, y entre el 9 y el 12 dirigió la Orquesta Sinfónica de Cincinatti.
Y si bien Stokowski se radicó en los Estados Unidos hacia 1910, buscando nuevos horizontes para su carrera, ni él mismo pudo imaginar por entonces que su trabajo artístico trascendería con mucho el pequeño cuadrilátero del podium del director, para convertirse en uno de los grandes artífices de la entonces naciente industria del disco.
Y es que el notable músico se dio cuenta, muchísimo antes que todos sus colegas, que el disco, y más tarde la radio, se convertirían en los verdaderos medios de difusión musical, al sacar a la orquesta de la sala de conciertos y situarla en la casa de cada uno de los oyentes.
Durante su trabajo con la Orquesta de Filadelfia, cargo que desempeñó entre 1912 y 1938, Stokowski convirtió ese conjunto en uno de los mejores del mundo, y situó en sus atriles algunas grandes partituras contemporáneas como la Octava Sinfonía de Mahler y los Gurrelieder de Schönberg, las cuales se escuchaban por primera vez en los Estados Unidos.
Músico moderno e integral, Stokowski no sólo reconoció la importancia del disco, sino que participó personalmente en todo el proceso de grabación, enseñando a los técnicos los secretos de la buena colocación de los micrófonos, del manejo de los niveles, la obtención de timbres más realistas y el logro de un balance adecuado entre las diversas familias e instrumentos. Todo eso, unido a la impresionante e fantástica sonoridad que imprimía a la orquesta, creó en sus grabaciones el llamado “sonido Stokowski”, inconfundible para cualquier aficionado al mundo de los discos.
A partir de los años treintas del pasado siglo, Stokowski dirigió, como invitado o director principal, numerosas orquestas de primer nivel, como la de la NBC, la Sinfónico-Filarmónica de Nueva York, la de Houston, la Sinfónica de Londres y otras muchas. En 1972, a los 90 años de edad, Stokowski regresó a Londres, donde trabajó haciendo grabaciones hasta el momento de su muerte, la cual ocurrió en Hampshire, Inglaterra, hace 30 años, UN DIA COMO HOY.