Muere el compositor noruego Edvard Grieg
29 de marzo de 2013
Entre todas las efemérides musicales correspondientes al 4 de septiembre, se destaca de manera muy relevante, la que se refiere al centenario de la muerte del compositor noruego, Edvard Grieg.
Fundador de la escuela nacionalista noruega como parte del fuerte y definido movimiento que se desarrolló, tanto en ese país como en otros de la periferia de Europa durante el siglo XIX, Edvard Grieg realizó estudios musicales en Leipzig y, de regreso a su patria, estableció una firma amistad con el joven compositor Richard Nordaak, quien le permitió, según describió el propio Grieg, conocer las canciones populares escandinavas y su propia naturaleza.
Desde entonces, Grieg encontró las fuentes de inspiración para sus obras en los cantos y las danzas de los pueblos y aldeas, de los que el compositor recogía los motivos melódicos y los ritmos con los que luego elaboraría sus partituras. Y hoy resulta indudable, que lo más convincente de la producción del compositor noruego se encuentra, precisamente, en aquellas obras en las que él trató de reflejar el espíritu sonoro de su patria.
En esas páginas de Grieg se siente la nostalgia del carácter nórdico, las melancólicas melodías populares y las rústicas danzas campesinas y montañesas del país noruego, pero convertidas por la mano del compositor en obras de concierto llenas de encanto y poesía.
Y es importante destacar aquí, que si la grandeza de un artista se mide también por su capacidad de comunicación con personas de culturas y de etnias bien distintas, así como por su sinceridad, sabiduría y dominio del oficio, Edvard Grieg fue un gran compositor. Y que obras suyas como Peer Gynt o el Concierto para piano, en la menor, forman parte del repertorio musical más escuchado y amado por un público múltiple que hasta ahora no da muestras de retirarle su favor.
Pero Grieg fue también el creador de una relevante producción para piano solo y para la voz; e integró, junto a sus coterráneos Edvard Munch y Henryk Ibsen, un espléndido trío de personalidades procedentes de un país de la periferia de Europa, que dejaron una honda huella en la civilización de nuestro tiempo.
Y al evocar hoy el primer centenario de la muerte de Edvard Grieg, nos estamos uniendo al homenaje internacional que se le tributa a este artista singular que fue, también, y según el testimonio de sus contemporáneos, un hombre bueno en el más machadiano sentido de la palabra.
Edvard Grieg murió a causa de una dolencia cardíaca, en la ciudad de Bergen, hace cien años, UN DIA COMO HOY.