La sedición de Lagunas de Varona afecta sensiblemente la unidad de las fuerzas independentistas
29 de marzo de 2013
La sedición de Lagunas de Varona afecta sensiblemente la unidad de las fuerzas independentistas.
El 6 de enero de mil 875, las tropas mambisas al mando del Mayor General Máximo Gómez Báez habían iniciado una exitosa ofensiva en el territorio de las Villas. Poco tiempo después, el 15 de marzo, el Capitán General Blas de Villate, Conde de Balmaseda, informaba al Ministro español de Ultramar:
“”Todo está desquiciado… Puede decirse que en el Departamento Central sólo existe bajo el dominio de España la ciudad de Puerto Príncipe… Estamos a la defensiva, a una desesperada defensiva…””
La Revolución estaba a la ofensiva, pero necesitaba el refuerzo de los experimentados infantes orientales para proseguir la campaña hacia el centro industrial de la Isla, que era por entonces la zona de Matanzas y La Habana.
En ese contexto ocurre la sedición de Lagunas de Varona, la cual impide que las fuerzas mambisas de la demarcación de Las Tunas y otros territorios de Oriente se sumen a las tropas del Generalísimo.
El lamentable episodio culmina con la deposición de Salvador Cisneros Betancourt del cargo de Presidente de la República en Armas y la elección de una nueva Cámara de Representantes. En el plano militar, la falta de unidad en las filas mambisas afecta – de manera decisiva – el propósito de continuar la invasión hacia Occidente.