Caen en combate Antonio Maceo y Grajales, Lugarteniente General del Ejército Libertador, y su ayudante, el capitán Francisco Gómez Toro
29 de marzo de 2013
Caen en combate Antonio Maceo y Grajales, Lugarteniente General del Ejército Libertador, y su ayudante, el capitán Francisco Gómez Toro.
Con este fatal acontecimiento, ocurrido en la finca San Pedro, en Punta Brava, la causa independentista pierde a un jefe militar y dirigente político de cualidades excepcionales. La noticia conmociona a los patriotas cubanos y a los amantes de la libertad en Europa y América.
El Titán de Bronce es el general victorioso de cientos de batallas; el protagonista de las brillantes proezas de la Protesta de Baraguá y la Invasión; el militar disciplinado que – en todo momento – defiende la unidad en las filas revolucionarias; el hombre de aguda visión política que advierte del peligro que representan los Estados Unidos para las aspiraciones libertarias; el líder de ideas antirracistas y latinoamericanistas.
Francisco Gómez Toro, Panchito, es el tercer hijo del Generalísimo Máximo Gómez, nacido en la manigua insurrecta en mil 876.
El 8 de septiembre de mil 896 llega a Cuba, para incorporarse a la contienda independentista, como integrante de la expedición encabezada por Juan Riuz Rivera. De inmediato se suma a la tropa de Antonio Maceo, por quien profesa una gran admiración.
El día 7 de diciembre de ese año, al percatarse de la caída en combate de su jefe, decide inmolarse junto al valiente luchador que, al decir de José Martí, tenía tanta fuerza en el brazo como en la mente.
Poco tiempo después, en carta de pésame a María Cabrales, viuda del General Antonio, el insigne dominicano Máximo Gómez Báez sentencia:
“” Con la desaparición de ese hombre extraordinario, pierde usted el dulce compañero de su vida; pierdo yo al más ilustre y al más bravo de mis amigos; y pierde, en fin, el Ejército Libertador, a la figura más excelsa de la Revolución. “”