1979. Premier cubana de los fragmentos orquestales de la Sinfonía
29 de marzo de 2013
Se interpretaron por primera vez en Cuba los fragmentos orquestales de la Sinfonía dramática “Romeo y Julieta”, de Héctor Berlioz.
En la Sinfonía “Romeo y Julieta”, para solistas, coro y orquesta, Berlioz creó una estructura no conocida hasta entonces, a la que dio el nombre genérico de Sinfonía dramática.
Es cierto que el uso de solistas y coro en una obra sinfónica, ya había sido inaugurado por Beethoven, en 1823, con su Novena Sinfonía. Sin embargo, en “Romeo y Julieta”, tanto los solistas como el coro ejercen una función dramática y representativa, aunque ésta no se exprese teatralmente, sino en forma de concierto.
En esta obra que nos ocupa, se funden, por tanto, elementos genéricos de la sinfonía, la cantata y el oratorio, lo que la convierte en un remoto antecedente de obras posteriores como la Octava Sinfonía, de Mahler o el Edipo rey y la Perséfone, de Stravinsky.
En el transcurso de la Sinfonía “Romeo y Julieta” hay varias secciones puramente orquestales, pero sólo tres de esas partes han pasado al repertorio de conciertos aisladas de la obra total. Y esas partes son: la escena de amor; el Scherzo de la reina Mab y la parte segunda de la sinfonía que es, en realidad, una secuencia de cuatro situaciones dramáticas que se suceden en una sola tirada. Dicha secuencia incluye las siguientes partes: Romeo solo. Tristeza. Concierto y baile y Gran fiesta en el palacio de los Capuletos, ésta última, como se sabe, es una monumental polonesa.
Y la primera audición en Cuba de esos fragmentos orquestales de la Sinfonía “Romeo y Julieta”, de Hector Berlioz, estuvo a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida en esa ocasión por el francés Jerome Kaltenbach. Eso ocurrió en el Teatro “América”, de La Habana, en 1979, UN DIA COMO HOY.