“Visibles y diversos: la mujer y su representación en el patrimonio”

4 de enero de 2024

Por: Laura Vargas Bolaños

Bajo el título de “Visibles y diversos” se abrió una ventana a la multiplicidad formal y simbólica de la figura femenina, al rescate tanto de la mujer anónima como de la mujer con nombre, a las que la historia empresarial su plaza y confinó al silencio, en ocasiones involuntario, pero no por ello menos real. La selección de las piezas –que formaron parte de las colecciones patrimoniales de la Oficina del Historiador– procuró la mayor pluralidad posible desde muy diversos ángulos: perfiles, siluetas, cuerpos en escorzo en una variedad de medios donde se mostraron o sugirieron roles, estatus, condiciones de vida (la maternidad, la religiosidad, la cotidianidad, la riqueza o la vanidad). La muestra se valió de la representación del rostro y el cuerpo femenino en las piezas exhibidas para suscitar la reflexión sobre la mujer en el universo patrimonial.

Es un hecho que, por lo general, la mayor parte de los objetos de los que se nutren de nuestros museos, archivos y bibliotecas son el fruto de la capacidad de algunas instituciones y familias –en su mayoría pudientes– para conservarlos a lo largo del tiempo. Las mujeres de clases sociales más privilegiadas dejaron constancia de su posición social y “memoria de sí mismas” en la huella material que ha quedado de sus vidas.

Una de las líneas conceptuales que la exhibición quiso mostrar es la manifestación de lo sagrado que desde tiempo inmemorial incluye lo femenino como fuerza creadora, el extraordinario potencial de las diversas figuras femeninas –hecho compartido por la casi totalidad de las culturas–: diosas, vírgenes , santas, u otras alegorías.

Por otro lado, se destacaron los modelos ideológicos de la maternidad, uno de los aspectos más vinculados a los discursos sobre la mujer en todos los tiempos. Las representaciones de valores y entidades seculares han tomado forma de mujer a lo largo de la historia y en diferentes culturas. Ejemplos todos donde se amalgama lo estético y lo simbólico, amplificados o atenuados en otros contextos que acogen tales imágenes.

La asociación de la exposición al ámbito doméstico incorporó objetos de diferente índole, representación de la multitud de facetas en las que se desglosa ese interior donde con mucha frecuencia la mujer aparecía confinada. La domesticidad podía implicar un sinfín de tareas que, con diferentes matices, seguían siendo asociadas a las mujeres. Sin embargo, a lo largo de todas las épocas, muchas mujeres rompieron con esos estrictos mandatos y fueron conquistando espacios tradicionalmente atribuidos al hombre. El legado cultural de la mujer ha quedado muchas veces relegado a un segundo plano, restándole así visibilidad. Las mujeres, como los hombres, también sucumbieron a la libido sciendi (el deseo de conocimiento, de saber).

No hay que olvidar que durante mucho tiempo algunas actividades creadoras estuvieron reservadas al hombre, consideradas actividades viriles, según los moralistas, en tanto requerían un supuesto intelecto superior. Uno de los ámbitos más interesantes que exploró la muestra, es que giró en torno a los discursos sobre el cuerpo femenino. En efecto, durante mucho tiempo, el cuerpo femenino fue una imagen construida por los hombres que proyectaron sobre él una mirada que fluctúa, de manera casi sistemática, entre la atracción y el rechazo, entre el asombro y el miedo, según se destaque en él. su belleza o su impureza y se mezcla a su vez con la racialidad y su representación. La belleza física además fue muchas veces un trasunto de la belleza moral que se esperaba de la mujer, de manera que muchos de estos usos derivaron en discursos de discriminación y misoginia. Los prejuicios sexistas se pusieron particularmente de manifiesto en el ámbito de la representación figurada pudiendo aparecer así hipersexualizadas, infantilizadas, victimizadas, malvadas, y usadas como instrumento de otros intereses, comerciales, por ejemplo.

Como resultado de un intenso trabajo de equipo, “Visibles y diversos” se materializó en la visualización y la visibilización de la mujer a través de más de 100 piezas de 24 instituciones de la Dirección de Bienes Patrimoniales que se colocaron en un escenario distinto al habitual. para orientar la mirada y ser conscientes de la existencia de lo femenino en los objetos. Se pretendió, ante todo, abrir camino, acercar al público de manera consciente al complejo mundo de la representación de la mujer. Es una invitación a la reflexión, dando voz a los objetos que cuentan esa otra parte de la historia donde están las “diversas” mujeres.

(Tomado del perfil de la Dirección de Bienes Patrimoniales)