Una tormenta, una dama y un Capitán General dieron nombre a una calle habanera
15 de mayo de 2023
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El 15 de mayo de 1832 llegó a La Habana Mariano Ricafort, portando la Real Cédula que lo nombraba Capitán General de la Isla de Cuba. Una vez que tomó posesión de su cargo, comenzó a dedicar las mañanas a las tareas del gobierno y las tardes a recorrer los alrededores de la Capital.
Un día, después tomar el almuerzo y la siesta, montó en su caballo, y acompañado de un ayudante salió a inspeccionar los barrios de extramuros. Serían las cuatro de la tarde cuando el cielo se ensombreció, las nubes se rompieron en relámpagos y estalló el trueno. Una tormenta eléctrica avanzó sobre La Habana.
Los caballos se espantaron, y los hombres no hallaban donde guarecerse. El ayudante se extravió, pero Ricafort vio en las inmediaciones una casa solitaria. Se aproximó, se desmontó bajo el agua y amarró su cabalgadura, cobijándose bajo el alero. Entonces, la puerta de la casa se abrió, y una joven le ofreció entrar y refugiarse de la tormenta. Era viuda, vivía sola, y le obsequió ron para no resfriarse en tanto esperaba se secase el uniforme militar. Ya casi era de noche cuando se disipó la tempestad; Ricafort se despidió y volvió al palacio de Capitanes Generales.
José María de la Torre y Álvaro de la Iglesia, historiadores y cronistas de La Habana, explican que el Gobernador se sintió tan a gusto en casa de la joven viuda, que dos o tres veces por semana tornaba a visitarla, dicen que para agradecerle por haberlo atendido con tanto esmero mientras desfogaba la horrible tempestad…
“En virtud de las facultades que le estaban conferidas”, Ricafort le dio a aquel camino el nombre que conserva hasta hoy, la calle del Refugio.
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