Una Giselle excepcional

2 de enero de 2018

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Eydi Sanamé Flores

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Ballet, Cuba, Cultura, Escultura, Eusebio Leal Spengler, Gran Teatro de La Habana Alicia Alon­so, Homenaje, José Villa Soberón

 

 

El arte y espíritu de la bailarina insigne de Cuba, Alicia Alonso, se perpetuó este primero de enero tras la develación, en el Gran Teatro que lleva su nombre, de una estatua concebida para un ser extraordinario, en palabras del Historiador de la Ciudad de La Habana, Doctor Eusebio Leal Spengler, durante el homenaje.

La pieza en bronce de los escultores cubanos José Villa Soberón y Gabriel Cisneros, tiene 2 metros y 40 centímetros de alto y captura un momento del primer acto del clásico Giselle.

 

 

“Asistimos a un acto por su naturaleza excepcional, lo es por el hecho de haber tratado de crear, en la obra en bronce de Villa, el espíritu de un ser excepcional, por lo general esto suele ocurrir en el universo del arte y la cultura mucho después, y muy pocos alcanzan el privilegio de asistir a ese acto viéndolo.

 

 

“Y es que Alicia, que lo ve desde lo más profundo de su espíritu, sabe que este homenaje que se le tributa es el de la nación cubana a una de sus hijas más destacadas. A una mujer excepcional nacida en la ciudad de La Habana y que convirtió a ella, su cuna, y a la Isla amada que fue siempre su supremo ideal en cualquier latitud del planeta donde la llevó en la gloria de su arte y en el reconocimiento de los más simples y de los más entendidos, al más alto sitial posible”, señaló Leal Spengler.

“Nos pareció a todos que, aunque todos sus personajes han sido relevantes, Giselle es el más importante con el cual recordar a Alicia”, añadió Villa Soberón.

 

 

Durante catorce meses de arduo trabajo en la Universidad de las Artes y luego de un proceso donde participaron decenas de profesores y estudiantes de la institución, la pieza fue trasladada hasta Santiago de Cuba, donde se fundió en la fundación Caguayo, no sin antes ser admirada por la Prima Ballerina Assoluta.

Según relata el artista, “estando la figura en barro, recibimos la vista de Alicia junto a muchos compañeros del ballet y fue muy hermoso. Vieron la escultura, y era además un momento en el que todavía podíamos corregir algunos detalles”.

 

 

Por su parte el Historiador explicó que “al develar la bellísima obra del maestro Villa, con la cual llega a un momento estelar de su creación artística, se expone una obra difícil, enormemente difícil. Alicia fue a tocarla con sus manos, a acariciarla con sus manos, y la hizo. Identificó en la obra del bronce frío, la sangre hirviente de su espíritu. Ella pudo  verla con la luz del corazón, que como decía su eximia amiga Dulce María Loynaz, acompaña para siempre a aquellos que ha visto alguna vez y, aun en la sombra, descubren todavía los matices, los colores y el brillo de las cosas”.

 

 

“Qué momento tan importante es este, y qué instante de la historia tan importante es este”, expresó Leal ante Alicia Alonso, el Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel, y el Ministro de Cultura Abel Prieto, junto a otras personalidades del arte y la literatura, minutos antes de la tradicional gala en homenaje al Triunfo de la Revolución.

La captura del movimiento de la bailarina, la expresión del rostro, así como la célebre ductilidad de la directora del Ballet Nacional de Cuba, resaltan ahora a la vista en el descanso de la escalera del lobby del Gran Teatro Alicia Alonso, donde cientos de visitantes podrán tener un momento cercano al ícono de la danza cubana, tal como lo han hecho con John Lennon y el caballero de París, también esculturas de José Villa Soberón.

 

 

“Alicia, tan cubana, llevó el ejercicio de su vocación a partir de un determinado instante a una vocación heroica, lo hizo con serenidad y aplomo que sorprende a todos los que hemos tenido el privilegio de conocerla a lo largo de los años. Esa sencillez y aplomo, y al mismo tiempo esa férrea voluntad, no solo para sostenerse ella misma, sino para crear y dejar a su Patria y el mundo, una escuela.

 

 

“Una escuela cubana de ballet que es su suprema creación, lo que ella modeló con su figura, lo que ella hizo vibrar en el corazón de los que fueron testigos en diversas latitudes, de sus presentaciones; los que alguna vez coincidimos, a veces en condiciones difíciles junto a ella, con la compañía errante, por diversos espacios del planeta, luchando y abriendo las puertas y los muros que se tendía en torno a Cuba, comprendemos el valor de su obra, de su sentido nacional y patriótico, de su vocación de demostrar el valor y la importancia del género y llevarlo a convertirse en el empeño de muchas y muchos jóvenes”, destacó el Historiador de la Ciudad de La Habana.