Un pintor mexicano, pero ante todo universal

3 de febrero de 2020

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Casa de México, Centro HIstórico de La Habana, Cuba, Cultura

Texto y fotos: Alexis Rodríguez

“Yo, para no sentirme tan mal de ser un capitalista, de ser un hacedor de dinero,
lo gasto en instituciones que se abren a los jóvenes que no tienen posibilidades de viajar
para ver exposiciones o tener libros”.
Francisco Toledo

 

Con la presencia de Miguel Barnet, Presidente de Honor de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y Presidente de la Sociedad Cubano-Mexicana de Relaciones Culturales, se realizó el pasado viernes 31 de enero, en la Casa del Benemérito de la Américas Benito Juárez (Casa de México) en el Centro Histórico de La Habana, un homenaje al gran artista mexicano, recientemente fallecido, Francisco Benjamín López Toledo (México 1940-2019).

 

 

“Es un verdadero honor para nuestra Sociedad poder rendir homenaje a uno, sino el más grande, de los pintores de caballetes mexicanos del siglo XX, gran discípulo de Rufino Tamayo y otros muralistas, el Maestro Francisco Toledo”, expresó al dar la bienvenida a los asistentes el también escritor, poeta y etnólogo Miguel Barnet.
De talla universal, en su pintura Toledo combina la imagen de la muerte, como calavera, con su reiterado y siempre renovado bestiario – murciélagos, conejos, víboras, torturas, ranas e iguanas –, entre otros iconos recurrentes en su obra. Aun los cubanos recordamos esa gran exposición en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, en la que se pudo apreciar su arte, a través de piezas originales que el propio artista enviara para la ocasión de la Bienal. También resalta en la memoria la exposición realizada en Casa de la Américas “La muerte saltarina” en 2006. Su vasta obra incluye, además de la difícil tarea de impresor en el grabado, la cerámica, la pintura, el dibujo, la escultura y el propio grabado.

 

 

Fue Toledo un artista de la plástica de origen zapoteco que también tuvo una destacada labor como activista de izquierda, luchador social, ambientalista, promotor, difusor cultural y filántropo. Apoyó numerosas causas enfocadas tanto a la promoción y conservación del patrimonio artístico mexicano como al libre acceso a la formación artística y el cuidado del medio ambiente natural.
“Toledo no fue solo un gran artista, sino un gran gestor cultural”, recalcó el Excelentísimo Señor Embajador de México en Cuba, Lic. Miguel Díaz Reynoso, al intervenir en el homenaje: “Nos demostró cómo se puede recuperar la historia, la auténtica identidad de Oaxaca, de México; realizar también una gran labor de promoción de la cultura. Y esa timidez, esa manera de Toledo de verse siempre hacia dentro, pero dándonos siempre esa gran lección de vida”.

 

 

Asimismo, aseguró el Sr. Embajador Díaz Reynoso que ya se trabaja en poder traer a Cuba una nueva muestra de Toledo, que incluirá lo último que realizó el artista: “Toledo siempre nos sorprendía; lo último que le vi, además de los papalotes, fueron unos discos de vinilo trabajados para recuperar esas figuras en plástico negro haciendo arte, haciendo bellezas”.
Por su parte, Silvia Llanes, Directora de la Sección de Artes Plásticas de Casa de la Américas, explicó que esa institución tiene la fortuna de atesorar más de un centenar de obras de Francisco Toledo: “Muchas de estas piezas llegaron a Cuba en 1984 en el contexto de la Primera Bienal de La Habana, pero será en el año 1999, a propósito del aniversario 40 de la fundación de Casa, que nos llegan las obras de Toledo en calidad de donación y conforman, junto a otras de José Guadalupe Posada, Demián Flores, José Luis Cuevas, los 1049 grabados de México con las que contamos”.

 

 

Dijo Silvia Llanes que entre las obras que atesora Casa de las Américas, se destacan “El juego del conejo”, litografía considerada dentro del conjunto de obras patrimoniales de primer nivel. Otra de las Instituciones que se sumaron al homenaje fue la Universidad de La Habana y su Cátedra de Historia del Arte. La Dra. María de los Ángeles Pereira, profesora de esa Casa de Altos Estudios, al intervenir explicó el sólido y fructífero intercambio en materia de arte con universidades mexicanas: “Nuestra homologa, el Alma Mater de la historia del arte en México, la Universidad Iberoamericana, es una permanente colaboradora de nuestros cursos de la historia del arte; como también la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, con la que incluso hemos podido programar Diplomados de Cultura Mexicana. Todo esto ha favorecido el intercambio bibliográfico, de información, que de conjunto con la Colección Arte de Nuestra América Haydeé Santamaría; de la Biblioteca especializada Alfonso Reyes, que atesora esta Casa de México, hacen posible que nuestros estudiantes se acerquen cada vez más al estudio del arte mexicano”.

 

 

Al realizar su valoración de Francisco Toledo, la Dra. Pereira explicó que “la figura de este gran artista la admiramos y la sopesamos en nuestra enseñanza como un gran animador cultural, como un gran gestor cultural. Resulta realmente admirable que haya sido obra de él la creación – en fecha tan temprana como en 1992 – de la fundación de un Museo de Arte Contemporáneo en Oaxaca, la fundación de una entidad tan importante como el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca. Ese activismo cultural – trocado también como activismo social – constituye la primer mirada a este artista”.

 

 

En sus palabras la Dra. Pereira habló de la versatilidad de la producción artística en la obra de Francisco Toledo; el empleo estratégico que hacía con el uso de los materiales y el estudio del soporte; otra característica en su obra fue el profundo amor a la naturaleza y verla en esa trilogía inseparable que es lo animal, lo vegetal y lo mineral, articulado todo ello con lo humano. Y por último, habló de la universalidad en la obra de Toledo: “Esa manera de ser oaxaqueño, de ser mexicano, pero ser ante todo universal, que se expresa con aquella naturalidad del hombre que se interesa profundamente por su cultura nativa, por su cultura local, pero también por las culturas nativas de las latitudes más lejanas, de la Alemania otomana, de la Rusia zarista, de la cultura catalana; en fin, esa universalidad se pone de relieve, en su vocación ambientalista. Cuando todavía no estaba de moda el ambientalismo, cuando el mundo no se preocupaba por la urgencia con que la naturaleza demanda nuestra atención, ya la obra de Toledo era una lección toda de ambientalismo”.

 

 

Como colofón de este sentido homenaje – al que asistieron, entre otras personalidades, la Premio Nacional de Artes Plásticas 2019 Lesbia Vent Dumois; el Premio Nacional de Ciencias Sociales 2019 Dr. Alberto Prieto Rozos, Presidente de la Cátedra Benito Juárez de la Universidad de La Habana; la Dra. Margarita Ruiz; la Dra. Nisia Agüero, así como Javier Villaseñor Alonso, Agregado Cultural de la Embajada de México en La Habana; y Miguel Hernández, director de la Casa de México, perteneciente a la Oficina del Historiador –, se presentó el documental “El informe Toledo” del realizador Albino Álvarez, que intenta darnos cuenta de una temporada, un significativo espacio de memoria y trazos en la vida del pintor.