Un encuentro con Marie Curie
2 de octubre de 2015
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Los epítetos honrosos, que existen en idioma castellano, no alcanzan para calificar el grado de excelencia alcanzado por la puesta en escena de la pieza “El radio de Marie Curie”, por el colectivo teatral “De México”, presentada en la Sala “Llauradó” en calidad de estreno e integrada, a la corta pero fructífera, 4ta. Semana de Teatro Polaco.
“El radio de Marie Curie”, unipersonal a cargo de la actriz mexicana Claudia Lobo –quien es coautora de la obra junto a Mauro Spinelli–, y dirigida por Gabriela Lozano, más que un monólogo, es una síntesis biográfica contada con fluidez por la intérprete, quien se transforma física y verbalmente en el genio de las ciencias que fue, la polaca Marie Curie (1867-1934).
Sorprendente caracterización de la Lobo, que va desde su imagen externa, muy semejante a la de la científica, pasa por la incorporación del acento extranjero en la pronunciación de los textos en español, que al articularlos en coherencia con las ideas expuestas por medio de una perfecta dicción raya en gran elocuencia, hasta lograr un desplazamiento corporal mesurado y elegante, a tono con la sobriedad de la representación.
“El radio de Marie Curie” en lo que al montaje se refiere, es una mezcla de audiovisual, actuación y cineamano en pulcra simbiosis netamente teatral.
La obra comienza con un cortometraje filmado en 1995 que recoge el homenaje póstumo que el Presidente francés, en aquel entonces François Mitterand, rindiera a Pierre y Marie Curie en presencia de su hija Eve Curie, y del Presidente polaco Lech Walesa, “ingresando los cuerpos de Marie y Pierre Curie al panteón de los hombres ilustres de Paris”.
“Tomando como punto de partida esta ceremonia, Marie despierta al ver perturbado a su reposo…” y es entonces cuando hace su aparición en las tablas Claudia Lobo –Marie Curie– para entregarnos el recuento de su vida partiendo de su niñez en la Polonia, ocupada por los rusos, su traslado a Francia para continuar sus estudio; su entrada en la Universidad de las Orbonas; la fundación del Instituto Curie en París; el nacimiento de sus dos hijas Irène y Eve en Varsovia; el aislamiento del Polonio y el Radio; el cálculo de sus masas atómicas respectivas; la inclusión de estos nuevos elementos en la tabla de Mendeleyev; la obtención de los Premios Nobel en las especialidades de Física y Química; la dolorosa pérdida de su compañero; su nombramiento como la primera mujer profesora de la Universidad de París para finalmente despedirse de la vida, que más que un adiós es un hasta luego, todo esto acompañado de las alegrías y los sinsabores de la vida, que Claudia Lobo supo transmitir convincentemente de principio a fin.
En todo momento la acción estuvo respaldada por el trabajo eficaz y concienzudo de dibujos realizados a mano en graffiti por Arturo López “Pío”, sobre la superficie de cristal de un retroproyector, que a la vez los refleja en pantalla en lo que se hace denominar técnica de cinemano. Diseños acordes con el relato y que enaltecen la puesta.
Según las notas al programa, “El radio de Marie Curie” persigue: “…emprender un viaje al pasado para descubrir quien fue Marie Curie…” y “…contribuir a la difusión del teatro y de la ciencia entre los jóvenes en particular y público en general…” por supuesto, el propósito de tales hipótesis se convierten en tesis reales con la ovación, que el público dispensa al final, por lo que acaban de presenciar.
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